Luis Fuente/Mérida
La peligrosidad de la carretera Mérida-Progeso se ha incrementado de manera sustancial, ya que al igual que el Periférico de Mérida, se han instalado cerca industrias y complejos habitacionales que literalmente obligan a los habitantes de las comisarías a aventurarse a cruzar esa vía para llegar a su trabajo.

Aunque esta importante carretera tiene pasos a desnivel, en la mayoría de los cruces de acceso con las comisarías, tanto de Mérida como de Progreso, carece de ciclopista, puentes peatonales y una buena iluminación.

Esta carretera es una recta de 32 kilómetros que la convierte en una pista idónea para exceder los límites de velocidad, aunque el máximo es de 90 kilómetros por horas, pero la mayoría no lo respeta; a esto se le suma la casi nula vigilancia de las autoridades policiacas, a menos que sea temporada de vacaciones.

Especialistas del Centro Nacional de Prevención de Accidentes señalan que la mayoría de los percances viales que ocurren en la carretera Mérida-Progreso son ocasionados por el exceso de velocidad, en segundo lugar por conducir alcoholizado y en tercero el cansancio.

Las estadísticas de la Policía Federal señalan que durante 2018 tuvieron conocimiento de siete accidentes en esa vía, que dejó una persona fallecida, una lesionada y daños materiales.

Las causas de los percances viales fueron por alcance, choque lateral y por invasión de carril contrario. En ese mismo lapso, los agente federales impusieron siete infracciones a igual número de conductores, aunque no se especificaron los motivos.

Sin embargo, en lo que va del año el número de hechos de tránsito se ha incrementado en más del 50 por ciento, con 15 casos que han dejado dos personas muertas e igual número de lesionados. También se han impuesto 15 multas en esa vía.