Decálogo para el siglo XXI
El Poder de la Pluma.
En fin de año y década reflexionar sobre las cosas de nuestras vidas resulta recomendable. Don Eduardo Juan Couture fue un prestigiado jurista uruguayo, que ejerció influencia en el derecho de países latinoamericanos. Tiene un decálogo que los abogados solemos considerar como nuestro código ético o moral y que después de muchos años de propuesto quizá deba ser actualizado.
El primer postulado es: estudia. ¿En cuál profesión no es importante estudiar? ¿En cuál se puedes ejercer sin estudiar? Si no estudias, serás cada día menos abogado, termina diciendo. O eres abogado o no lo eres, no puedes ser medio abogado, medio médico o medio ingeniero.
El segundo axioma es pensar. ¿Podrías ser algún profesionista sin pensar? ¿Podrías realizar alguna actividad humana sin pensar? Ejerzas la profesión que sea, necesitas pensar.
Lucha es la tercera propuesta. Como ser insistente es loable. “No dar tu mano a torcer” en el sentido de siempre insistir en tus propósitos. Pero también sirve para todos los seres humanos independientemente que sean profesionistas o no. “Lucha por la justicia, más que por el derecho”. Esto es polémico, ¿como un abogado puede luchar por la justicia sin invocar el derecho?
Trabaja propone Couture, igual opera para todos. Sin trabajo honrado no hay superación honrada.
Se leal, ésta también trasciende que seas profesionista o no. Con tu cliente y con el adversario, sostiene. Con el cliente se entiende por guardarle complicidad, pero ¿con el adversario? Pienso que solo es seguir las normas de la ética profesional no de la lealtad. La lealtad es prima hermana de la honradez, del respeto al otro. Pero solo se es leal cuando hay acuerdo.
La sexta propuesta es tolera, esta cualidad es básica para poder ir por la vida sin imponer, respetando al otro. Decía Voltaire en su Tratado sobre la Tolerancia: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
“Ten paciencia, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración”. El tiempo no se puede vengar de nada, ya que solo es una referencia. La venganza no es propuesta ética de ninguna manera.
El octavo mandamiento es Ten fe en el derecho, en la justicia, la paz y en la libertad. En términos generales coincido con esta propuesta. Son valores universales difíciles de ir en contra. Como dice Kant, son imperativos categóricos. Actuar de tal forma que tus actos tiendan a convertirse en ley universal.
Olvida, coincido con esta característica. Aunque se refiere al abogado litigante que ha ganado para su cliente un pleito, la profesión del derecho no solo es del abogado que postula los asuntos de sus clientes, hay otras formas de ejercer el derecho sin litigar.
El último mandamiento es Ama tu profesión. Con esta propuesta me quedo. El amor debe ser incondicional, amar la profesión de verdad. Por haber encontrado en la abogacía una forma de exteriorizarse en la sociedad y con uno mismo. Una auténtica forma leal de vida. De identidad entre lo que uno es y le gusta y lo que uno hace.