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La primera gran obra del actual Gobierno Federal, el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA) en la base militar de Santa Lucía, nació contaminada desde sus cimientos. Es decir, desde que se anunció su construcción cancelando la nueva terminal que ya se erigía en terrenos de Texcoco. Por eso, más allá de lo que representa para el desarrollo del país, su funcionalidad y la despresurización del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el AIFA seguirá siendo polémico.

La polarización generada antes, durante y después de aterrizar este gran proyecto cuyos datos técnicos han sido difundidos ampliamente, ha impedido conocer todos los beneficios que se prevé aportará esta terminal aérea una vez que esté completamente terminada –hasta sus más mínimos detalles en servicios, tecnología y equipamiento–, que sus vías de comunicación acorten los tiempos de llegada a los viajeros, que más aerolíneas lo ocupen, lleguen vuelos internacionales, etc.

Porque el corte de listón del AIFA con bombo platillos el pasado lunes fue un ejemplo más de cómo los mexicanos, y particularmente los políticos, solemos hace cosas al vapor, dejando “detalles” sin acabar o mal hechos, con tal de cumplir lo prometido; en los gobiernos es común montar un escenario que al día siguiente ya no existe. Esperar unos días o semanas más para subsanar esas pequeñas deficiencias pudo haber sido la diferencia para evitar malas experiencias, anécdotas o eventos chuscos. Como dijera el clásico, hay que ser serios.

Esa prisa por “cumplir la misión” para la foto inaugural y la celebración, también evitó que se destacara –los medios ven lo que quieren ver y criticar– la capacidad de los ingenieros militares para edificar lo que se les encomendó: un aeropuerto que fuera “funcional, austero, vistoso y en el menor tiempo posible, apegado a la normatividad y lineamientos nacionales e internacionales”, y además con menor presupuesto, vía el ahorro en mucha mano de obra y en equipo aportado por ese Cuerpo de Ingenieros de la Defensa Nacional, que también participa en otro gran proyecto emblemático de esta administración en el sur-sureste, el tren maya.

Gracias a estas nuevas misiones, nunca como ahora, la ciudadanía ha conocido que la Armada, y particularmente el Ejército, siempre han realizado edificaciones en todo el país, como sus propios cuarteles, caminos, muelles y obras en zonas en las que empresas civiles no han podido acceder debido a conflictos sociales, armados o a la geografía. La Marina, incluso, desde hace varios años construye en sus astilleros sus propios buques de guerra, con calidad y tecnología de punta, con ingenieros navales formados en sus planteles.

Esa es, como bien dijo el general secretario Luis Cresencio Sandoval en la inauguración del AIFA, la parte social de las fuerzas armadas que, sin descuidar su deber primordial como garantes de la soberanía nacional y la paz interior, también están presentes aportando al devenir de la patria. Recordemos que este cuerpo militar es fundamental en la aplicación del Plan DN-III ante casos y zonas de desastre por fenómenos naturales.

No le cortemos las alas, dejemos que el nuevo aeropuerto despegue.

Anexo “1”

Hablándole al General Ángeles

Epigmenio Ibarra,panegirista del Gobierno actual, estrenó el viernes pasado el documental "Una Obra del Pueblo”, sobre el nuevo aeropuerto. En una parte del video, de forma solemne ante un grupo de soldados y con la bandera nacional ondeando, el encargado de la obra, dice ante una estatua: “General Felipe Ángeles, permítame presentarme, soy el general Gustavo Vallejo Suárez, ingeniero y residente general de la construcción de este aeropuerto que lleva su nombre. Es un honor recibirlo y que sea usted que, por mandato presidencial, le dé identidad a este megaproyecto".

No habíamos visto algo así en eventos donde participaran los militares, aunque ya han figurado como actores en representaciones de eventos históricos, como la Batalla del 5 de Mayo, pasajes de la Revolución, etc. Pero un diálogo así tenía que tener consecuencias...

Esta escenificación con aire de simbolismo dio pie a una serie de burlas y memes en las redes sociales, que escaló hasta un ex presidente y la respuesta ofensiva muy al estilo del autor del documental, quien no pensó que ese diálogo imaginario pudiera levantar más polvo que el caballo del general revolucionario.

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