A lo largo de los refugios pesqueros de Progreso y sus comisarías costeras, es posible observar acumulaciones de plásticos, bolsas, papel y demás desperdicios orgánicos e inorgánicos, situación que se extiende incluso a las orillas de los muelles y playas del lugar.

Estos se hacen cada vez más evidentes, aunado a la arroja a los cuerpos de agua de sustancias tóxicas y aceites, así como detergentes y demás productos químicos, propios de la actividad y por el lavado de las naves, las cuales se realizan al interior del mar.

Ante esta situación, se han presentado diversas situaciones y desequilibrios ecológicos que, de acuerdo con expertos, podrían impactar negativamente al ecosistema y, por tanto, a especies de valor comercial, afectando directamente a la economía de las poblaciones costeras, las cuales figuran como principales causantes.