Revelan 'desconocida' capital de la cultura maya
Esta población, ubicada cerca de lo que hoy es Celestún, tuvo un rápido surgimiento y controló la riqueza y mano de obra de la región.
Ana Hernández/ Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Durante su ponencia “Tzemé, capital maya de Yucatán en el clásico tardío terminal”, el doctor en arqueología e investigador del Centro INAH, Fernando Robles Castellanos, reveló que en ese lugar se encontraron dos estelas con inscripciones que indican que este lugar fue tan importante que incluso tuvo un gobernante, constituyendose como una capital maya.
Al revelar los hallazgos en la zona maya de Tzemé (ubicado en Celestún), el especialista comentó que esta capital controlaba la riqueza y mano de obra de la cultura. No tuvo el desarrollo arquitectónico de Chichén Itzá, porque surgió rápidamente y tuvo un apogeo de control de unos 150 años, antes de que la cultura maya colapsara.
Además, según el investigador del INAH, se esperan más hallazgos, ya que desde Progreso a Celestún al menos cinco ciudades mayas están 'perdidas' entre el mangle y la selva.
La importancia de Tzemé estriba en que sus habitantes se especializaron en ser escribanos, artesanos de concha y caracol; asimismo, cultivaron el algodón, palo de tinte, madera y la apicultura. Estos resultados fueron arrojados por estudios de prospección, pero aún no han excavado.
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Robles Castellanos explicó que el avance del desarrollo urbano e industrial de Yucatán, le ha permitido realizar diversos proyectos de prospección, que están arrojando datos impresionantes en cuanto al hallazgo de estructuras mayas en Mérida y diversas partes de la entidad.
En el caso de Tzemé, han encontrado una nueva metrópoli que incluye una pirámide que en uno de sus lados alcanza los 20 metros de altura al frente y entre 12 y 13 metros en otra sección de la estructura. Fue un centro rector de la esquina noroeste de Yucatán, abarcó de Hunucmá y Kinchil hacia la costa a excepción de la margen costera que estuvo controlada en esos momentos por gente foránea.
Los materiales cerámicos y óseos que se han encontrado en los sitios costeros, apuntan que los habitantes de esa zona eran gente de la región de Nonoalco, nombre prehispánico de Tabasco. Estas personas tuvieron una interacción fuerte con las grandes potencias económicas y políticas del norte de Yucatán, durante el 600 al año 1100 de nuestra era, como Dzibilchaltún, Izamal, Chichén, Uxmal y también con Tzemé, que surgió como gran capital en una región marginada.