Desembarcó don Javier Castro

Daniel Uicab Alonzo: Desembarcó don Javier Castro.

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Hay personas que dejan huella por donde transitan. Generalmente no nos percatamos de esto, sino hasta que se prescinde de su presencia, de su influencia, de su esencia. Con don Javier Castro sucede esto. El pasado miércoles decidió que ese sería el último día de los 56 años que laboró en nuestro periódico Novedades Yucatán. Fue sorpresivo para todos el que nos avisaran de Recursos Humanos que bajáramos a despedirlo, como para él lo fue el acto con las emotivas palabras del gerente general, Lic. Manolo Castillo, y el reconocimiento que le entregó a nombre de nuestro director general, Lic. Gerardo García Gamboa. Todos le brindamos una cálida ovación y posamos para la foto del recuerdo.

Conocí a don Javier hace más de dos décadas cuando llegué a Grupo SIPSE. Un caballero de andar pausado, erguido, siempre pulcro, con su guayabera recién planchada, y una palabra amable tras el saludo cotidiano. Ya era Jefe de Crédito y Cobranza, su encomienda en los últimos 45 años, después de transitar por varias áreas y departamentos, incluso en la televisora, desempeñando su carrera de contador, o a veces como auditor “apagafuegos en esa época cuando no existían los adelantos tecnológicos”, nos comentó.

Tuvo la fortuna de conocer a nuestro fundador, don Andrés García Lavín, de quien asegura le brindó toda la confianza, que fue bien retribuida por este hombre dando “gran ejemplo de lealtad, dedicación y compromiso día con día”, como dice el reconocimiento que recibió. Visiblemente emocionado, don Javier dijo que era el momento preciso de decir adiós, agradeció a la empresa por impulsar su desarrollo profesional, y a sus directivos y personal por todo el apoyo recibido durante los largos años de su travesía en los que hizo muy buenas amistades.

¿Se desembarca, don Javier?, le pregunté. “Sí, es hora de anclar en puerto seguro”, me respondió, jugando con las metáforas marineras que siempre afloraban en nuestras charlas cotidianas de hasta hace algunos años cuando irrumpía yo en la mesa en el comedor de nuestra casa editorial, que compartía con don Luis Ayala y Juan Antonio Esquivel (ambos fallecidos). En esos breves momentos “analizábamos” la situación del país y del terruño, pero siempre me remitía a algún tema que abordaba en mis Acaecimientos o de la Armada. Ayer no fue la excepción. Estoy seguro que don Javier habría sido un buen marino y se hubiese retirado como Almirante.

Fui afortunado en conocerle y disfrutar de sus pláticas, aunque más le gustaba escuchar. Siendo un hombre culto, preguntaba siempre, se interesaba por lo nuevo, aunque a cierta edad ya se conoce mucho. En los últimos momentos que pasó en su oficina el día de su despedida, me comentó que decidió jubilarse para pasar más tiempo con su esposa (un matrimonio de 53 años), disfrutar de sus dos hijos (al arquitecto le ayudará “con los números” dos veces por semana), y sus nietos, en el que ha sido su hogar desde hace medio siglo, la colonia Alemán.

Ya le extrañamos, aunque su huella ha quedado impresa en nuestra empresa. ¡Hasta siempre, don Félix Javier Castro Novelo!

Anexo “1”

La contabilidad del tiempo…

Cuando en 1968 don Javier ingresó a Novedades Yucatán, con apenas 19 años de edad y concluyendo su carrera de contador privado, que para esa época eran profesionales avezados en balances, estado de pérdidas y ganancias, pólizas, cheques, libros de mayor y de diario, etc., no existían computadoras ni calculadoras digitales comunes y menos “científicas”. Las anotaciones se hacían a mano y se apoyaban con máquinas de escribir y sumadoras mecánicas de manivela que imprimía las operaciones básicas en rollitos de papel que como una gran serpentina se desparramaban hasta el suelo. No había software para automatizar los "asientos", elaborar nóminas, pagar impuestos o cuotas al IMSS.

Era un reto, pero don Javier Castro se dijo afortunado de haber tenido la oportunidad de ingresar a la empresa; le atrajo el desafío que representaba para la sociedad de la época. En una entrevista con mi compañero reportero José Salazar, hace cuatro años, recordó varias etapas de cambio que ha vivido; por ejemplo, que la maquinaria de vanguardia para la impresión, de tipo Offset, era lo último en tecnología y sólo la tenía en ese entonces Novedades Yucatán, que también innovó con las suscripciones y lo ha seguido haciendo. Se felicitó de que su crecimiento fue en paralelo con el cambio continuo de la empresa.

Para don Javier, si bien internet y las redes sociales han ido ganando espacios al periódico impreso, vaticinó que perdurarán por muchos años más porque “la gente todavía gusta de la noticia impresa, le da más veracidad al periódico impreso Hay lectores para todo y nos complementamos bien con las redes sociales”.    

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