La doble moral del Grupo Indignación

En 2017 y en lo que va del 2018 se han registrado 13 homicidios de mujeres con tipificación de feminicidio.

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El joven agresor, el cual está “huido” de Yucatán, es sobrino de Martha Capetillo Pasos, una de las integrantes del colectivo “Indignación”. (Archivo)
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Redacción 
MÉRIDA, Yucatán.- Apenas el domingo 25 de este mes, a escala internacional, se celebró el “Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, y en Yucatán no fue la excepción. Previo a la efeméride se registró en Mérida otro caso de feminicidio, donde un sujeto desquiciado estranguló a su pareja, con la cual vivía en una casa por el sur de esta capital, con dos hijos de la ahora asesinada.

Solo para recordar: en 2017 y en lo que va de este 2018 se han registrado 13 homicidios de mujeres con tipificación de feminicidio.

Y en todos –o casi todos– estos hechos, amén de la violencia intrafamiliar, la presencia de agrupaciones pro derechos humanos, integrados en su gran mayoría por mujeres, levantaron la voz y demandaron ¡NO más golpes!, al tiempo que pidieron a las afectadas no callar y denunciar las agresiones.

Sin embargo, en días pasados se presentó otro hecho en la ciudad, de por sí reprobable: un joven veinteañero se acercó a su ex novia, dentro de un centro de diversión nocturno, y después de golpearla y arrastrarla del pelo, la introdujo a su vehículo e intentó estrangularla repitiendo: “Si no eres mía, no serás de nadie”. La muchacha fue internada en un hospital mientras que el cobarde sujeto huía.

Y, de pronto, muchas voces callaron. No se escucharon los reclamos de agrupaciones supuestamente defensoras de los derechos humanos y, sobre todo, de un de ellas: “Indignación”, la cual siempre está activa en estos casos.

¿La razón? Pues aparentemente muy sencilla pero, al mismo tiempo, nefasta. El joven agresor, el cual está “huido” de Yucatán, es sobrino de Martha Capetillo Pasos, una de las integrantes del colectivo “Indignación”, cuya sede está en la comisaría meridana de Chablekal, hijo de Felipe Capetillo Pasos, hermano de la supuesta activista de los DDHH (siempre con carro último modelo a la puerta).

Entonces, ¿dónde queda la postura de “Indignación” ante este nuevo caso de violencia contra las mujeres? No ha dicho “ni pío” en sus acostumbrados comunicados de prensa, ya que nunca dan la cara abiertamente para hablar con los medios informativos, exceptuando los que dicho colectivo considera “afines”.

¿Hay, por lo visto, dos pesas y dos medidas en “Indignación”? Si el agresor es un total desconocido, entonces procede la “indignada queja”; pero si el atacante es pariente directo de una conocida activista, entonces “esta boca no es mía”.

La doble moral que juega “Indignación” es menester que sea del dominio público. ¿No que todos parejos en materia de derechos humanos? No, a menos que sea mi pariente. Así de sencillo.

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