MÉRIDA, Yucatán.- El tema de los inmuebles abandonados en el Centro Histórico, que sufren derrumbes y son un riesgo para la ciudadanía, no solo compete a las autoridades federales y municipales, sino que recae directamente en los propietarios de cada predio.

En los últimos años, los derrumbes han ocasionando incluso la muerte a trabajadores. En 2014, luego de venirse abajo el techo de una casona que intentaban rescatar, ubicada en la calle 54 entre 65 y 67 del Centro Histórico, 15 personas quedaron atrapadas entre los escombros.

Dos años después, un albañil, de 24 años de edad, perdió la vida tras el derrumbe del techo de un céntrico predio ubicado en la calle 56 con 59, el cual funcionaba anteriormente como banco, y cuyos trabajos de remodelación se realizaban sin los permisos correspondientes.

A la fecha, algunas de esas obras se concluyeron y funcionan en la actualidad o en su caso, algunas otras se suspendieron por presentar irregularidades y multas que no se pudieron solventar.

Al respecto, el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Eduardo López Calzada, aseguró que los casos de derrumbe de edificios son pocos y acontecen en un entorno de lluvias y fenómenos naturales que pueden prevenirse si los inmuebles cuentan con mantenimiento oportuno.

Consideró que, en Yucatán, particularmente en el Centro Histórico, hay cultura de prevención. En dicha zona hay alrededor de cinco mil inmuebles, por lo que si ocurren derrumbes o accidentes en cuatro o seis, es una muestra menor; aunque la negligencia no exenta a los propietarios de algún tipo de responsabilidad civil.

Destacó que, cuando ocurre un derrumbe, lo primero que se hace es revisar si el propietario del predio tiene ante el instituto alguna solicitud o proyecto en trámite, pues, en muchas ocasiones, hay omisiones de particulares a los reglamentos de construcción o de conservación y de responsabilidad.

Predios que requieren mantenimiento

La última vez que el INAH, en conjunto con Protección Civil del Estado y del Ayuntamiento, hizo un diagnóstico: halló entre 30 y 35 inmuebles que requerían atención, aunque en los dos últimos años algunos de ellos fueron rehabilitados, asegurados o apuntalados por varias razones, entre las que destacan que están en incuria o abandono, no se sabe quiénes son los particulares, o tienen juicios de intestado.

Comentó que las torrenciales lluvias del año pasado afectaron un centenar de inmuebles, tanto edificios públicos como particulares, los cuales tuvieron acumulaciones de agua por varias razones como bajantes obstruidos o en mal estado, falta de mantenimiento de las techumbres, la basura en la vía pública, que afecta las áreas de absorción, y problemas de capilaridad en los inmuebles.

Precisó que, de los cinco mil inmuebles que hay en el Centro Histórico, la mayoría son propiedad de particulares, la minoría son públicos que conservan su vocación como los palacios estatal y municipal, museos, entre otros, que son patrimonio federal y que están en comodato.

Especificó que el INAH aprueba un proyecto de intervención en patrimonio, pero no se trata solo de un trámite y de presentar documentos, sino que se verifica que todos los elementos arquitectónicos estén bien representados en planos, que estén especificadas las reformas que se harán y que son autorizables, lo que requiere de un ejercicio de revisión de especialistas.

Dijo que el instituto ofrece asesoría a los interesados pueden conocer las características específicas que debe tener su proyecto.

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