Alicia Carrasco/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El ritmo de vida en las ciudades y la contaminación son algunos factores que han llevado a las personas a exigir nuevos espacios para vacacionar que los “desconecte” por completo de la modernidad, por lo que buscan regresar a lo básico: la naturaleza.

En este sentido, el sector hotelero de Yucatán ha descubierto un importante nicho, por lo cual ha incrementado su propuesta ecoturística.

“En el mundo se realizan actividades de acuerdo con el ambiente; en México, en nuestras selvas y cenotes es posible un desarrollo de proyectos y productos”, señaló Carol Kolozs Fischer, vicepresidente de Turismo de la Cámara de Comercio.

Clases de yoga, espiritualidad, temazcal, masajes, deportes extremos y agricultura son algunas actividades que la creciente propuesta en hotelería ofrece en Yucatán, con la consigna de “desconectarse” del mundo y reencontrarse con uno mismo entre la naturaleza.

Sin estar “peleados” con la tecnología, los espacios conocidos como ecohoteles abren sus puertas en lugares recónditos del Estado, cerca de cenotes, playas y selva para ofrecer a los visitantes momentos de paz.

Joaquín Díaz Esnaurrizar, encargado del ecohotel Kaab Na, ubicado en el municipio de Tzucacab, explicó que la tendencia actual es ofrecer complejos que cuenten con “cabañas mayas”, pero con todas las comodidades.

“Es un lugar que funciona como hotel ecológico, pero que calificamos como refugio armónico de naturaleza y salud, ya que las dinámicas en la ciudades, la sobrepoblación, la saturación de servicios y la inseguridad hacen añorar un mundo mejor, donde se pueda estar mejor en cuanto a calidad de vida, el aire que se respira, la comida y el agua”, explicó.

Agregó que también se está en armonía con la naturaleza y sin alterar la vida de los pobladores.

“Los fertilizantes que utilizamos son a base de materias primas naturales; hacemos un manejo responsable del suelo, de las plantas, de los frutos”, comentó Díaz Esnaurrizar, quien destacó que, además, en esos espacios viven del autoconsumo, ya que cultivan toda su materia prima con la que consienten a sus visitantes.