Educación para un mejor medio ambiente
El Poder de la Pluma.
El mundo que hoy vivimos es considerado como un sustento inmerso en una amplia red de interacción del ser humano con el medio ambiente, esto conlleva una gran cantidad de problemas ambientales debido, por una parte, a la concepción que hasta ahora se ha tenido del ambiente, centrada exclusivamente en el componente natural y en la consideración del hombre como eje gravitacional (antropocentrismo) y no como un integrante cuyas acciones ayudan o empobrecen a la conservación de nuestro entorno ambiental.
En otro punto podemos referir que los problemas que hoy vivimos en este tema van aunados a la explotación excesiva de la naturaleza y sus recursos. Este modelo ha transformado el ambiente y en muchos casos lo ha llevado a situaciones críticas caracterizadas por el agotamiento de los recursos energéticos y alimentarios y la disminución del espacio para la recreación.
Genera, además, en la naturaleza, problemas de contaminación, ruptura del equilibrio, extinción de especies, pobreza, desnutrición, consumismo, violación a los derechos humanos y otros daños socionaturales alarmantes.
Indudablemente se ha llegado a esta situación porque el ser humano no ha comprendido que es una parte integrante de la naturaleza y al destruirla puede producir su propia desaparición.
Por estas razones el hombre necesita una culturalización ambiental, que requiere: a) el conocimiento de la realidad ambiental y la identificación de sus problemas; b) la comprensión de los procesos sociales, históricos y ecológicos; c) el desarrollo de una sensibilidad ambiental, y d) la búsqueda de soluciones y medios de acción disponibles.
Esto implica que las acciones pedagógicas tengan lugar en un marco ético de estímulo al ser, a los valores individuales, culturales y ecológicos. Para ello, el modelo curricular, base de la Reforma Educativa, se sustenta en la transversalidad, cuyo propósito esencial es el fortalecimiento del ser de los niños y las niñas que cursan el nivel de educación básica. En ese sentido, proporciona elementos para la transformación de la cultura escolar y sirve de puente entre la educación fundamentada en las disciplinas del saber y la cultura pública de la comunidad humana mediante cinco ejes curriculares transversales que surgieron de los problemas no resueltos por el sistema educativo mexicano.
En el mismo tenor, los diferentes proyectos pedagógicos de aula elaborados y desarrollados por los docentes deberían incluir aspectos relacionados con las dimensiones del eje transversal ambiente.
Este es el momento de cambiar nuestra cultura en relación con el medio ambiente, si no queremos ser juzgados con dureza por las nuevas generaciones.