Educar para la convivencia

La educación sobre los derechos humanos es la vía corta para valorar los derechos inherentes de toda persona...

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Con el respaldo económico del programa “Descubriendo la ciudadanía global”, la Texas Christian University me recibió en su majestuoso campus ubicado en Fort Worth, Texas; ahí realicé durante varios días de la semana fenecida una serie de trabajos de disertación e intercambios de ideas con intelectuales, académicos y alumnos de esta institución privada; en las charlas, debatimos sobre la condición de los derechos humanos de los indígenas en México y el mundo contemporáneo.

Entiendo, según informes de mi anfitrión: el Dr. Donald Frischmann, que el objetivo de estas actividades académicas es lograr una mayor internacionalización de este centro de estudios universitarios, además de provocar una mayor conciencia entre el alumnado de ser ciudadanos del mundo a través de la comprensión de todas las manifestaciones culturales, todo esto dentro de un marco de asuntos y desafíos de la modernidad líquida.

El tema de mi participación consistió en conferencias sobre “Educar en derechos humanos”, básicamente mi propuesta se mueve en el eje de que todas las escuelas de nivel medio superior y superior deberían incluir en su currícula formativa temas de derechos humanos. Suena un poco a sueño la propuesta, lo reconozco, sobre todo cuando el modelo educativo en México está encaminado a la delimitación del contenido curricular. Entiendo que la enciclopedia memorística es cosa pasada, en su lugar el aprendizaje autónomo es un enfoque que prepara a los estudiantes para incluirse de manera exitosa en el mundo laboral que exige el capitalismo neoliberal.

La pertinencia de la enseñanza de los derechos humanos resulta benéfica en relación con la comprensión de los mismos, trae como resultado la prevención de males como intolerancia, indiferencia e injustica, patologías sin posibilidades de recuperación si no procede de nuevas formas de conductas educativas.

La Texas Christian University puede catalogarse como un centro de estudios de corte conservador; sin embargo, en sus acciones, se siente la corriente liberal del pensamiento; los simposios, encuentros, y academias sobre temas de amplios debates como el origen de la vida y el feminismo, entre otros, son programas comunes, donde todas las corrientes del pensamiento son expuestas sin tapujos.

Insisto: la educación sobre los derechos humanos es la vía corta para valorar los derechos inherentes de toda persona, puesto que la misión educativa es eliminar las desigualdades e implementar las políticas de respeto amuralladas en la interculturalidad como nuevas formas de convivencia. Las leyes o normas per se no son suficientes para implantar el mundo de respeto utópico que todos deseamos.

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