El ingeniero y el viento
El poder de la pluma
Era el único civil entre los oficiales “solteros” que en 1997 estábamos adscritos al Sector Naval de Puerto Cortés, BCS. De veintitantos años, michoacano, recién concluida su carrera, el ingeniero Escutia convivía un par de semanas entre nosotros, luego retornaba a Puerto San Carlos y de ahí a Ciudad Constitución a reportarse a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Otro par de semanas y desembarcaba de nuevo con algunos equipos en la isla al atracar el buque “Laguna de Catemaco” que hacía la comunicación con el continente.
Por un tiempo no supe qué hacía. Por las mañanas, mochila al hombro se iba a pie a puerto Alcatraz, una aldea de pescadores a unos 4 km del Sector Naval, regresaba por la tarde y a la tertulia en nuestra barraca donde hasta SKY teníamos. En una ocasión me invitó a ir a Alcatraz a ver lo que hacía. Luego de media hora de travesía por ese semidesierto que es la también llamada Isla Margarita, subimos a un pequeño cerro que miraba al mar y ahí estaba su proyecto: un sistema híbrido (aire y sol) de generación de energía para las 200 personas aproximadamente de Alcatraz.
El “inge” me explicó el funcionamiento de los aerogeneradores: cuando amainaba el viento, paneles solares entraban al quite y esa energía iba a una serie de acumuladores grandes donde se almacenaba. Ya estaba capacitando en el manejo de esa parafernalia a “Guindo”, un pescador de ese pueblito pesquero. Ese año entró en operación ese sistema híbrido y minirred denominado “Electrificación de la comunidad pesquera de Puerto Alcatraz en la Isla Margarita BCS” que, según memorias de CFE, tenía la siguiente capacidad: energía solar FV 2.3 kW; energía eólica 15 kW; generador diésel 60 kW.
Recordé esto ahora que están en boga las energías renovables o “limpias” y que cobran relevancia con la recién aprobada Ley de la Industria Eléctrica, que parece ir en reversa a los planes y proyectos de la CFE desde los años 90, cuando estos sistemas híbridos comenzaban a despegar (incluso se instaló uno en Xkalac, Q. Roo) y le apostaba a esta nueva forma de generar electricidad.
¿Qué pasó? Los que saben de esto apuntan que la política energética es incorrecta. Manuel Sánchez González, un ex subgobernador de Banxico, dice que uno de sus efectos, en relación con el tema que abordo, es que se desalentará la generación sustentada en fuentes limpias, y se favorecerá a las plantas que utilizan insumos sucios, como combustóleo y carbón. Hay más de qué preocuparse (y enterarse) sobre esa nueva ley, porque los “apagones”, que se anticipan vendrán, afectan a todos, además de revertir el efecto invernadero que tiene graves consecuencias para nuestro hábitat.
El proyecto de Alcatraz iniciado por el ingeniero Ricardo Escutia Díaz sigue operando. Me pregunto por qué en las memorias de CFE no figura su nombre, merece el crédito por llevar a buen término y en menos de un año ese sistema híbrido. Él ha escalado en el organigrama de la paraestatal y sigue en Ciudad Constitución, BCS.
Anexo “1”
Puerto Cortés
Cuando conocí el proyecto del ingeniero Escutia, me mostró cientos de rombitos que había en el suelo, como de jade u obsidiana verde oscuro. Un raro capricho de la naturaleza del que no se sabía cómo llegaron a la isla o si emergieron del subsuelo. También encontrábamos por la playa unas piedras blancas que parecían ásperas, pero eran muy ligeras, era magnesita, un material más ligero que el aluminio, vestigio de las minas que había en Puerto Cortés. Lamento no haber guardado algún rombito o una piedra de éstas.
En Cortés hay tiempo para todo, sobre todo para explorar la isla y sus alrededores, además de las visitas cotidianas a Alcatraz. En una ocasión, haciendo acondicionamiento físico por la tarde, llegamos al lado oeste de la isla y me impresionó el sonido del mar y el rompimiento de las olas del océano Pacífico en la costa elevada. "El mar", de Ray Coniff, me hace evocar ese momento.
Las caminatas vespertinas generalmente eran hacia "el barquito', un mercante pequeño varado en la playa que ya acusaba los efectos de la corrosión marina, distante a unos dos o tres km del Sector Naval. Hacia el centro estaba "el pueblito", que reactivó el contralmirante Víctor Pasquel Urieta en su afán de tener al personal con sus familias.
La mayoría de los marinos vivía en endebles casitas alrededor del Sector Naval. El personal prácticamente salía de casa y se formaba en la siguiente calle para pasar lista. Había una escuelita, un comisariato (tienda) que me tocó administrar y en donde vendíamos casi de todo. Como ya mencioné, los "solteros" disponíamos de nuestra amplia barraca con Tv satelital, además del Casino con televisión y mesas de billar. Fue una agradable estancia de 10 meses, de mayo de 1997 a abril de 1998, pero siempre faltaba lo mejor... la familia.