El lenguaje marinero del Presidente

Daniel Uicab Alonzo: El lenguaje marinero del Presidente.

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La terminología marinera es vasta y de uso cotidiano en todas las armadas del mundo, particularmente en los buques de guerra. Es un lenguaje sólo para iniciados en esta profesión-arte-oficio conjugado con términos náuticos y militares, herencia de hace siglos de los primeros navegantes.

No hay, sin embargo, palabras soeces o expresiones vulgares, todas las expresiones netamente marineras tienen un significado, tradición o simbolismo. Tan es así que los discursos, poemas y canciones con este tema tienen una marejada de figuras retóricas, como imágenes y metáforas, que son parte de esa estela que durante siglos ha dejado el lenguaje de la profesión naval. Incluso hoy en día hasta las elementales partes de un barco pueden ser un banco de niebla para los profanos, cuyo discurso pueden encallar en un arrecife de desatinos.

Sólo así se explica que el Presidente utilice una expresión marinera obsoleta como “vete al carajo”, que profirió la semana pasada, molesto porque se cuestionaba su acuerdo para traer a 500 médicos cubanos al país, la cual repitió el miércoles al referirse a la toma de la Torre de Pemex por parte de sindicalizados: “Dije la otra vez que ‘al carajo’, y dicen que es una grosería, los marinos saben qué es que se vayan al carajo, nada más que hay que buscarlo en el diccionario. Pero sí, al carajo todo eso, los términos que se usaban en la marinería”.

Nadie en la Armada manda a la cofa (sinónimo del “carajo” –plataforma colocada en la parte alta de un palo en un barco de vela) donde solía estar el puesto de vigía. Desde hace muchos años, los serviolas son apostados durante la navegación en el puente de mando o en el magistral, para otear el horizonte y alertar al timonel sobre algún obstáculo en el rumbo trazado, o el avistamiento de embarcaciones, islas, cayos, faros, morros, etc., que son parte de los acaecimientos que se registran en el Diario de Navegación.

Tampoco escuchamos a algún oficial o comandante expresarse de esa forma, habida cuenta de que es un abuso de autoridad y puede dar lugar a la insubordinación, además de que, en el trato a bordo, donde la tripulación convive en travesías prolongadas de hasta meses, las relaciones están marcadas por el respeto a las jerarquías, base de la disciplina, propiciado principalmente por el mando. Esto sin que deje de existir la charla amena propia de la camaradería entre la marinería.

Por eso, nadie con dos dedos de frente puede creer que la expresión del Ejecutivo se refería a un término marinero, más bien lo usó peyorativamente para mandar más allá a sus críticos y a los petroleros. Con esta expresión, que está perdiendo su connotación de palabra malsonante y se está convirtiendo en lenguaje coloquial, AMLO da motivo a que, como ya ha sucedido, le respondan con insultos.

Por lo demás, no hay que olvidar que la grosería ofende más a quien la profiere que al que la recibe, ya que exhibe las limitaciones verbales, valores y… educación.

Anexo “1”

Sólo para iniciados

Muchos compañeros de la Marina refieren que extrapolar la terminología marinera a su entorno familiar les ha traído críticas, burlas y desencuentros. Y es que, como mencionamos arriba, este lenguaje rico en expresiones se arraiga tanto que es difícil el desapego luego de tantos años de ser parte de nuestras vidas. Para comprender lo anterior, damos a continuación algunos ejemplos de palabras y expresiones que se emplean en un barco de la Armada y que tienen un significado muy distinto en el ámbito civil.

A bordo de los buques, un cuñete es una cubeta; el lampazo es el trapeador; los cabos son las sogas para amarre (ahora de polipropileno); las bandas (babor y estribor) son los costados del barco; la guindola es un andamio; las escalas son todo tipo de escaleras; el pito es el silbato del contramaestre; pañoles llamamos a las bodegas; sollados son los dormitorios de Clases y Marinería; pailas son las charolas para la comida. Y de expresiones: arranchar es limpiar; las banderas no se rasgan, se rifan; poner “a son de mar” es dejar todo fijo en la embarcación; “darle fondo” a algo es lanzarlo al mar, y así, todo un compendio de expresiones que seguimos utilizando por algún tiempo cuando desembarcamos con un bagaje de tradiciones y experiencia en nuestro talegón al hombro (saco de lona característico de los marineros).

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