El origen del México refugio en el siglo XX
A los ojos de los exiliados, México se convirtió en un refugio...
A los ojos de los exiliados, México se convirtió en un refugio, el destino ideal que se abría ante el precipicio sin fondo en sus respectivos países, donde ideología, inclinación política y religión que profesaban eran consideradas amenazas. Por irónico que parezca, las desapariciones, muertes y acoso en los países de origen hicieron de México un destino deseable, porque los desterrados habían escuchado que su política exterior era generosa. Es así que existe en torno a México un imaginario de país refugio, el asilo perfecto para los que desean huir, el consuelo de los derrotados, una especie de espacio neutro.
Sin embargo, la mirada de los exiliados casi siempre estuvo puesta en su país, sus ojos apenas avistaron México. Podría decirse que los exiliados vivieron México, en un principio, con la expectativa de regresar mientras que otros aceptaron la derrota y se reconfortaron con un regreso posterior, ya sea físico, a través de la escritura o en la memoria de los nietos.
El papel de México como espacio de refugio, país considerado albergue de extranjeros que corren peligro, se debe a dos éxodos ocurridos en el siglo XX: el exilio republicano español (1939-1942) y el exilio chileno (1973-1974). Ambos fueron éxodos grandes ya que contaban con el total apoyo del gobierno mexicano y sus respectivas instancias encargadas de los trámites de migración.
Principalmente, el imaginario de asilo se origina en el gobierno de Lázaro Cárdenas, que hizo de México ante el mundo un país de aparentes puertas abiertas, cuando ayudó y recibió a los republicanos españoles después de que finalizara la Guerra Civil española. Ante la inminente derrota los republicanos salieron de su país, cruzaron a Francia, una caminata desoladora que encontró un destino menos alentador: parte del territorio francés se encontraba sitiado por los alemanes. Europa estaba sumida en el caos, por un lado ocurría la Segunda Guerra Mundial y por el otro habían pasado los recientes enfrentamientos en España. La respuesta francesa fue concentrar a los republicanos en guettos. Fue, entonces, que el gobierno mexicano decidió acoger a estos exiliados y traerlos a México.
Los viajes fueron marítimos y la mayoría zarpó desde Francia, también hubo embarques en Portugal. El apoyo del gobierno mexicano fue a tal grado, que se comisionó al ex revolucionario Gilberto Bosques para encargarse del consulado que se abrió al sur de Francia, porción del país que continuaba sin ser ocupada por los alemanes, lo que permitió a México organizarse, asilando a los republicanos temporalmente en el consulado, mientras estaban a la espera del visado mexicano.
Esos esperanzados viajes, que atravesaron el Atlántico en búsqueda de un nuevo comienzo, fueron los que dieron origen al México refugio en el siglo XX.