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Desafortunadamente no muchos reconocen o se sienten orgullosos de sus raíces a veces hasta que un extraño las enaltece y celebra; lo hemos visto en cine, deporte, política y muchas expresiones más, pero en el día a día no las distinguen y mucho menos se sienten orgullosos de ellas, algo que realmente haría sentir avergonzados a nuestros antepasados.

Comparto esta reflexión debido a que hace unos días visité el municipio de Izamal, en donde los mismos doctores de la comunidad me comentaron que colaboran estrechamente con los médicos tradicionales del lugar, algo que a mi parecer es un acierto, ya que con la salud no se juega y para llegar a cierto sector de la población, que por fortuna tiene muy arraigadas sus tradiciones, las sigue al pie de la letra, incluye los tratamientos de la medicina tradicional.

En la plática me comentaron de doña Bartola, una mujer de ochenta años que es heredera de un conocimiento milenario que ha pasado de generación en generación, ya que ella continúa con una práctica muy solicitada dentro de la comunidad, la de partera, que, si nos vamos a la definición, es la persona que asiste a una mujer embarazada en el parto, lo cual era considerado en la antigüedad como un oficio exclusivo de las mujeres que, con base en la experiencia y los conocimientos compartidos de sus antepasados, lo aplican en sus pacientes; sin embargo, en la actualidad este acompañamiento lo hacen en conjunto con los médicos de la localidad; ella y otras tres en el municipio se dedican a “sobar” a las próximas madres con el objetivo de acomodar al bebé, reducir los dolores y facilitar el alumbramiento, para ello utiliza aceites y con sus delgadas manos que muestran la huella de los años, recorre el vientre fecundado haciendo siluetas y marcando patrones. Sin duda, un acto que cualquier extraño a nuestra hermosa cultura no entendería, pero verlo fue sin duda un rayo de esperanza, ya que muestra que la cultura del Mayab sigue muy viva y las raíces continúan vigentes entre nuestra gente, lo que es algo que debemos aprovechar al máximo.

Doña Bartola, que diariamente recibe a 2 ó 3 mujeres embarazadas, ya tiene entre sus planes la idea de pasar la estafeta a una nueva generación de parteras; ahora la responsabilidad podría recaer en su hija y a pesar de que este proceso no ha sido nada fácil por la falta de interés, en ella ha visto lo necesario para continuar con este legado y así asistir a más mujeres en este camino tan importante dentro de sus vidas, lo que las hace un referente dentro de la sociedad.

Por eso te invito a vivir nuestras tradiciones, todas; aprovechemos los conocimientos de los mayas, experiencias, prácticas y sabiduría que ha resistido el paso de los años, no dejemos que se pierdan en el olvido y si hasta especialistas en el área de la salud consideran adecuadas estas prácticas, nosotros debemos tomarlas en cuenta y sentirnos orgullosos de nuestra herencia.

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