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En la carretera Mérida-Progreso, policías corroboraron que "aluxes" lanzaban piedras a los vehículos. La imagen es únicamente ilustrativa. (Archivo/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hace unos días, platiqué con un policía estatal que me dijo que en abril pasado participó en una especie de ritual maya que hicieron en la carretera Mérida-Tixkokob en donde pusieron ofrendas:

“Fue algo sencillo, pues tardó menos de media hora y pusieron dulces tradicionales y se hicieron oraciones en maya. Mi hermano que vive en Tixpéual me invitó, pues me dijo que en un tramo de ese sector con frecuencia les aventaban pequeñas piedritas a los trabajadores que entran a un ranchito y a los cazadores; entonces, dijeron que se trataba de aluxes que están molestos porque les invaden su terreno; de hecho, hasta a los automovilistas que transitaban por ahí les pasaba”.

Esto me recordó un caso similar ocurrido hace poco más de cuatro años; el protagonista fue el policía Martín Bautista, quien afirmó que en la carretera Progreso-Mérida (a la altura de la comisaría Flamboyanes) le habían reportado que bromistas se guardaban en el monte y aventaban piedras a los coches, y que incluso a uno le habían dañado o el panorámico.

“Acudí con otro dos compañeros y nos quedamos un rato ahí; obviamente, dudamos que en ese momento pasara algo, ya que al ver a la Policía a lo mejor los bromistas no harían nada, pero para nuestra sorpresa fuimos recibidos con una lluvia de piedritas, eran pequeñas, primero escuchamos como dos o tres aporrearse en nuestra unidad, luego como cinco o seis, y de pronto como 20 ó 30 al mismo tiempo, pero era como si fueran frijolitos porque no nos agredía, sólo sonaban al tocar la lámina de la camioneta”, explicó.

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Y agrega: “Ya estaba oscureciendo, no habían casa, sólo monte, y de inmediato nos bajamos para ver de dónde provenía el 'bombardeo', pero por más que rodeamos el sector no vimos absolutamente nada. Cuando retornamos a la camioneta otra vez nos atacaron y allí sí ya empezamos a sentir miedo, como que teníamos el presentimiento que no era algo normal lo que estaba ocurriendo.

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"Uno de mis compañeros recogió algunas de las piedritas que quedaron en la cama de la camioneta y vimos que eran muy redondas, estaban raras, se la llevó a su abuelo al día siguiente y éste le comentó a un Hmen, quien le dijo que se trataba de p’uuses (una clasificación de aluxes que son más agresivos) los causantes de esto y sugirió que se hiciera una pequeña ofrenda con balchac en esa parte del monte, ya que por alguna extraña razón los aluxes estaban inconformes y por eso las agresiones.

“Obviamente, en la comandancia no podíamos decir esto, pues no nos creerían, por lo que a título personal mi primo y yo decidimos hacer la ofrenda porque somos muy creyentes de las cosas que pasan en el monte, y a partir de ese momento los aluxes se calmaron y ya no volvimos a recibir reportes de este tipo”, comentó.

Y agrega: “Este no ha sido el único caso, tenemos un compañero que tiempo después nos dijo que le había pasado lo mismo cuando trabajó de policía en Mocochá, pues ahí, cuando estaba haciendo un rondín rumbo a una comisaría (hacienda Tho), de pronto le aventaron una piedra un poco más grande que, de hecho, se quedó en la cama de la camioneta, y al observarla también era redonda.

"Dijo que pensó que era un bromista o un vándalo, pero al detener el vehículo también le cayó una lluvia de piedritas y decidió pedir apoyo, cuando llegaron sus compañeros ya no pasó absolutamente nada, pero sí estaban ahí regadas decenas de piedritas muy redondas.

"Pero a diferencia del caso del puerto de Progreso, ahí si realizaron una ofrenda acompañados por un sacerdote maya; de hecho, varios vecinos comentaron que como era un terreno baldío que estaba abandonado (los dueños se fueron a vivir a Mérida y jamás regresaron) por eso se daban de forma frecuente esos fenómenos ocasionados según ellos por los aluxes".

 

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