Las velas de los espíritus

Llegamos justo en el día y la hora en que algunas almas en pena eran canalizadas hacia su eterno descanso.

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Se ha comprobado que algunas luces del cementerio de Tixkokob se prenden y apagan solas. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El que una vela o veladora prendida se apague cuando está al aire libre sería de lo más común; el viento, el sereno, una ligera brisa, sería el motivo más lógico y normal para que este fenómeno suceda; pero… qué pasa cuando una veladora que ya se apagó por completo ¿se prende sola? ¿Y si esto ocurre varias veces con varias veladoras en ciertas tumbas de un panteón?

Este fenómeno paranormal poco conocido se le denomina “las velas de los espíritus”, y ocurre en los cementerios; quizás ocurra más seguido de lo que pudiéramos imaginar, pero es difícil percatarse si uno no presta atención y si no lleva una bitácora de registro.

El primer lugar en donde comprobé el fenómeno de las “velas de los espíritus” fue en el panteón municipal de la villa de Tixkokob; esto fue en el año 2004, cuando recién se había formado el CIFEP (Centro de Investigación de Fenómenos Paranormales) y acudimos a este lugar aprovechando que acampamos en una quinta ubicada a menos de 200 metros de allí.

Más veladoras

Éramos más de diez las personas que entramos esa madrugada al camposanto, en orden y de acuerdo a un plan de trabajo; casi de inmediato nos percatamos que en el pasillo principal habían ocho o diez veladoras prendidas que seguramente los seres queridos de los difuntos habían llevado recientemente.

De pronto en una segunda vuelta, uno de mis compañeros se percató que todas las veladoras de ese pasillo se habían apagado; bueno, dijo otro de ellos, a lo mejor el viento las apagó; a pesar de que algunas estaban bien resguardadas en latas o en el interior de los nichos.

Hasta ahí todo iba bien, pero 30 minutos después en nuestra tercera ronda por ese pasillo; todas las velas y veladoras estaban prendidas de nuevo e incluso habían más… contamos 15 lumbres, cuando uno de mis compañeros aseguraba que antes había contado 11. Una hora después esto ocurrió de nueva cuenta, y para percatarnos bien de que no hubiera una explicación lógica, checamos que al menos ocho de las velas estaban completamente apagadas, es decir, la mecha no tenía ningún rastro de fuego semiapagado que pudiera propiciar en un momento dado que con un poco de oxígeno prendieran de nuevo.

Al rato, nueve velas ya estaban prendidas… Así nos la pasamos toda la madrugada, pero en ese momento no sabíamos el motivo de esta situación, hasta que tiempo después, hablando con gente antigua, veladores de panteones y lo que se ha publicado en los libros con relación a esto tanto en Yucatán como en otras culturas, pude descubrir o entender el significado de las velas que se prenden y apagan solas.

Justo en la hora

Esto se denomina “las velas de los espíritus” y de acuerdo con la leyenda, cada determinado tiempo son nombrados entre las ánimas del panteón, 16 difuntos que resguardarán (cuatro en cada punto cardinal) este lugar e iluminarán a las nuevas almas que recién han llegado y que no buscan la luz para irse hacia su eterno descanso.

Esto ocurre en la madrugada y prenden y apagan las velas y veladoras que los vivos dejan en las tumbas para dirigirlos mejor, es decir, conforme los viajeros van avanzando, las velas que van dejando atrás se van apagando y luego de nuevo el mismo procedimiento.

Es decir que posiblemente en aquel 2004, mientras hacíamos nuestra investigación, nosotros sin saberlo llegamos justo en el día y la hora en que algunas almas en pena eran canalizadas hacia su eterno descanso.

Con el transcurso de los años, en otros panteones (por ejemplo los de Kanasín, Temax, Tekal, Motul, Valladolid, etc.) también pude ocasionalmente comprobar parte de este fenómeno, que aunque se oye muy raro, es firme creencia de algunas personas en nuestro estado.

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