Juan Manuel Ponce Díaz, un hombre de retos y visión empresarial

Al estudiar tres años en una escuela militarizada fuera de México aprendió a respetar la autoridad y a relacionarse con gente diferente; hoy, su liderazgo es sinónimo de unidad y éxito

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Juan Manuel Ponce Díaz es miembro del Consejo de Administración de Grupo Bepensa. (Novedades Yucatán)
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Candelario Robles/Mérida
Uno de los herederos del gigante industrial, financiero y refresquero, Grupo Bepensa, Juan Manuel Ponce Díaz, revela interesantes datos sobre su vida personal, profesional, empresarial y familiar.

Este hombre acostumbrado a los grandes desafíos inició desde abajo en la compañía familiar, donde “aprendí desde el manejo de montacargas hasta coordinar al equipo de hojalateros en el área de refrigeración. Arranqué desde abajo hasta llegar a la dirección general de Bepensa Industria”.

Fue en 2004 cuando se convirtió en el director general de Bepensa Industria, considerada la división más grande de la organización; tras recorrer las diferentes áreas que componen la cadena de valor de la empresa, se especializó en el manejo comercial de los productos.

Actualmente, Juan Manuel Ponce Díaz forma parte del Consejo de Administración de Bepensa, firma con presencia en gran parte de México, Estados Unidos, República Dominicana y Colombia.

A mediados de febrero dejó el cargo de presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), y días después el del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Yucatán.

Desde muy joven, a los 24 años, fue invitado a formar parte del Consejo de Canacintra, donde se desenvolvió como vicepresidente y luego como presidente de ese importante organismo, que agrupa a los industriales de Yucatán.

“Fui vicepresidente de Canacintra una buena cantidad de años, y normalmente por mi función de director general de Bepensa-Industria no me era factible dedicarle el tiempo a una presidencia de Canacintra, por los múltiples viajes que las funciones de la compañía requerían”, comentó.

¿Cómo es un día en la vida de Juan Manuel Ponce?

Mi día es muy común. Me levanto a las 7 de la mañana. Revisó mi agenda, que tiene de 10 a 12 eventos al día, entre juntas del consejo y demás.

El 50 por ciento de mi tiempo está dedicado a Bepensa, el resto a eventos de representación y también a las actividades de mis negocios personales; ésta última es la más fácil de ajustar, la de Bepensa es muy complicada de moverla. Termino normalmente a las 8 de la noche. Siempre tengo comidas de negocio o de representación empresarial. Para hacer este trabajo bien, se necesita sacrificar tiempo personal y familiar. Pero hay que trabajar en un equilibrio para no desbalancearse.

Es importante tener un equilibrio familiar, social, mi vida, yo, es decir, seguir desarrollándome como persona y en la vida profesional.

¿Qué música escucha?

A mí me gusta toda la música de los años ochenta; la clásica de esa época es la que mas disfruto, en inglés y español. De repente, si estoy muy estresado, escucho a Kenny G o música instrumental que me agrade.

¿Y su deporte?

Soy mucho de montar a caballo, me gusta mucho el tiro. Tengo un club de tiro y también la cacería. Además, me entretiene mucho viajar.

¿Ha viajado por todo el mundo?

No. Pero sí una buena parte de éste (risas). Los viajes me han permitido obtener mucho conocimiento.

¿Pasa tiempo con la familia?

Me gusta mucho la vida familiar. Paso mucho tiempo con mis hijos y con mi esposa, disfruto mucho de su compañía.

¿Es hiperactivo?

Soy hiperactivo. Estoy diagnosticado como hiperactivo con atención dispersa. Entonces, tengo que estar permanentemente cuidando que mí hiperactividad no me distraiga de la agenda prioritaria y que la parte dispersa de mi persona no pierda el foco de la agenda establecida.

Esa hiperactividad hace que siempre esté en movimiento. A mí me verás montando bicicleta en Mérida en Domingo, me verás mucho tiempo en el mar. Todo lo que es el mar y los ranchos son mi vida.

Me puedo pasar horas navegando en cualquier tipo de artículo que flote (risas) y en el campo igual, me puedo pasar todo el tiempo del mundo caminando, viendo aves, el ganado y la parte productiva del campo. Por eso insisto en que el campo yucateco necesita de mucho impulso, de lo contrario no podremos avanzar en muchos aspectos.

¿Cómo fue su niñez?

Tuve una niñez muy bonita, muy feliz. Estudié en el CUM. Mi mamá acostumbraba organizar excursiones y eventos con la familia. Mi papá nos llevaba a montar a caballo los sábados por la tarde, mientras todos mis demás amigos se iban al cine Colón por la tarde, yo siempre estaba montando a caballo hasta por cinco horas. Fue una niñez muy centrada en el deporte.

Fui un estudiante equis, como dicen los chavos. Nada ejemplar, tampoco nada caótico. Estudié tres años en una escuela militarizada fuera de México. Ahí aprendí a respetar mucho la autoridad. Aprendí a relacionarme con gente diferente. No me fue fácil esa estadía en esa escuela, que está cerca de Chicago.

Después mi papá nos dio cierta apertura para estudiar la carrera que quisiéramos y donde quisiéramos. Luego estudié en la Universidad de Dayton, del estado de Ohio; es una escuela católica donde me la pasé muy bien. Fue muy divertido. Por eso siempre recomiendo a los jóvenes que su periodo universitario no solo sea de estudios, sino también de diversión.

¿Qué pasó después de la universidad?

Egresé con la especialidad en Finanzas, me gradué en tres años y medio. Ya estaba cansado de estudiar en Estados Unidos. Me pasé seis meses estudiando en la Ciudad de México, tomé cursos de asuntos mexicanos, visitando empresas y de inducción en la banca.

Después vine a trabajar a Mérida, donde solo tuve una entrevista, aparte de la de Bepensa, que fue en Cementos Maya, ahora Cemex. Ya había considerado trabajar ahí cuando me ofrecieron en Bepensa incursionar en nuevos negocios.

Los primeros años de mi carrera profesional fueron de emprender nuevos negocios.

¿Empezó de cero en Bepensa?

Creo que sería un error decir que empieza uno de cero cuando trae el apellido de la familia accionaria. Pero sí empecé desde abajo, ocho meses fui almacenista y pasaba la mitad de mi tiempo manejando el montacargas; después fui encargado de hojalatería, tenía 12 hojalateros a mi cargo, después pasé a manejar el negocio de refrigeración, luego el de distribución de acero, luego el de plásticos, y con eso la fletera.

Gradualmente fui creciendo en Bepensa hasta llegar a ser director general de Bepensa Industria. Que es la parte del negocio que no tiene que ver con automóviles, camiones y maquinaria.

Actualmente soy miembro del Consejo de Administración de Grupo Bepensa.

Después de más de una década de ser director general de Bepensa Industria necesitamos reforzar la parte operativa del grupo y tener un director que se pudiera encargar de toda la operación de la empresa y tener una oportunidad de dedicarse más a temas estratégicos, consejos, comités… Y por eso el consejo decide nombrar a un nuevo CEO de Bepensa y darme la oportunidad de ver más de una forma estratégica, más orientado a todo lo que son órganos de gobierno corporativo, seguir avanzando en la institucionalidad de la empresa y dedicarle a Bepensa la mitad de mí tiempo, lo que me dio oportunidad de dedicar el resto del tiempo ahora sí a tomar la presidencia de Canacintra. Y también a crecer actividades empresariales que yo, desde antes, había empezado en pequeño, actividades que conforman hoy el grupo Vive Peninsular, que son empresas personales.

¿Cuáles fueron los retos en Canacintra?

El primer reto fue interno. Necesitábamos reforzar la parte de representatividad de los industriales; en el pasado, los presidentes habían estado ocupándose mucho de la parte interna de la organización, y tomando en cuenta que el 50 por ciento del tiempo lo lleva Bepensa, otro poco Vive Peninsular, pues no podía estar todo el tiempo centrado atendiendo los asuntos internos de la cámara, por tanto, para llevar a efecto proyectos importantes para los industriales fue necesario primero reforzar la parte interna, hacer movimientos ejecutivos y lo más importante fue encontrar a un director adecuado para encabezar la parte ejecutiva de la cámara. Esto me permitió concentrarme en los proyectos importantes para la cámara y no atender muchos asuntos en el día a día.

El siguiente reto fue construir la agenda de trabajo. Cuando se está en puestos como éste fácilmente puede uno perderse en una diversidad de temas y no acabas atendiendo ninguno, no se concreta algo importante. Por eso junto al consejo de la Canacintra, para construir una agenda de trabajo que lograra en el largo plazo un beneficio y un posicionamiento industrial nuevo y mejor para Yucatán. Contemplar esa agenda fue un gran desafío, porque todos quieren que todo sea prioritario, cuando deben de existir temas prioritarios, secundarios y trasversales.

¿Qué frutos se lograron con las reuniones internas de la cámara?

Desde las reuniones de Canacintra se crearon cadenas de valor para fomentar las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas. Las reuniones del consejo se hicieron amenas, cambiamos un poco la dinámica: en lugar de realizarlas en la cámara, las llevamos muchas veces a los negocios de los socios; a la gente le gustó mucho visitar empresas y encontrar que en Yucatán hay capacidades que a veces no conocemos; de esa manera se crearon cadenas de valor para fomentar las Mipymes, apoyadas por firmas tractoras. Fue un proyecto interesante porque se logró una cámara muy unida.

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