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CESE DEFINITIVO. Uno de los diarios de mayor circulación en la entidad informa que el Sistema Estatal Anticorrupción de Yucatán (SEAY) sancionó a 36 funcionarios de 17 municipios por irregularidades con recursos extraordinarios de la emergencia sanitaria y se impusieron sanciones que van desde apercibimientos y suspensiones hasta el cese definitivo.

¿Habrá cese temporal para que pueda haber cese definitivo? El Diccionario de la Lengua Española nos dice: “cesar. Dejar de desempeñar un empleo o cargo” y el cese es “acción y efecto de cesar en un empleo o cargo”. Ante la falta de claridad del lexicón acudimos a la enciclopedia virtual Wikipedia, que nos ilustra al respecto: “Cese es una orden o solicitud de detener una actividad (cesar) y no retomarla más tarde, o si no se acata, enfrentarse a acciones legales”.

Entonces, el cese lleva implícito el significado de dejar el empleo o cargo y no retomarlo, es decir, el cese es algo definitivo. Si fuera temporal, entonces no sería cese sino suspensión. Alistamos la honda, ponemos un guijarro en el “cuerito”, tensamos las ligas y sale el tiro hacia el cese definitivo. El primer ejemplar del día reposa en la buchaca.

SUPURA AGUA. El director de obras públicas del Ayuntamiento de Mérida declara al mismo periódico que sigue la rehabilitación del “paso deprimido”: “Hay un problema con una grieta de la cual supura agua”.

¡Ah, caramba! ¡El paso deprimido es purulento! El amansaburros nos dice que supurar es formar o echar pus, ese “humor que

secretan accidentalmente los tejidos inflamados y cuya índole y consistencia varían según la naturaleza de estos tejidos y de las lesiones que los afectan. Su color ordinario es amarillento o verdoso”. Como el paso deprimido no es un ser vivo no puede supurar, o sea, secretar pus; pero sí de su construcción puede fluir, manar, correr, derramarse, escaparse, brotar, salir y chorrear el agua.

Sale el disparo de la resortera hacia el “supura agua” del paso deprimido. El impacto es contundente y un bonito ejemplar es atesorado en la talega.

DESCENDIENTES DE ANCESTROS. El diario en cuestión informa de la terrible explosión en el puerto de Beirut. La noticia ha producido pesar entre los yucatecos por el aprecio que hay hacia los originarios de Líbano. Dice la información: “Para Yucatán esta tragedia es doblemente impactante, pues en el territorio estatal habita una gran comunidad libanesa conformada por entre 12 mil y 15 mil descendientes de ancestros de ese país”.

La palabra ancestro es un sinónimo de antepasado, voz ésta que, según el lexicón, significa “ascendiente más o menos remoto de una persona o grupo de personas”. Por lo visto, basta con decir descendientes de ese país, o descendientes de habitantes de ese país para entender la frase. El tirahule se despide con una pedrada al pleonasmo y el espacio del sabucán se agota.

Hasta el próximo tirahulazo.

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