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Fue la nota de hace ocho días: Ahí, en el expenal del Pacífico, el que fuera considerado el Alcatraz mexicano, el presidente nombró al capitán de navío C.G. Jesús S. de Olaguibel gobernador de Islas Marías, otra vacilada para desviar la atención de temas importantes del país, como la polémica e inconstitucional reforma a la Ley de la Industria Eléctrica con que confronta al poder Judicial y que, ya sin careta, deja ver su talante impositor e intolerante. De ahí la importancia de tener contrapesos en el Legislativo.

Sonrientes todos, excepto el capitán, a quien se ve un tanto desaliñado con el tradicional uniforme kaki de la Marina, quizás por saber que el documento que le entregaba AMLO era como aquellos bandos con que se designa al rey feo en el Carnaval. Y es que este hecho guarda similitud con aquel episodio de Don Quijote cuando nombran a Sancho Panza gobernador de la isla Barataria y, antes de asumir el cargo, el Quijote le da una serie de consejos. Sólo faltó que AMLO le dijera al recién nombrado: “No vayas a creer que mereces esta Gobernación que ahora se te concede. Si la tienes es por pura suerte y por la grandeza de la 4T (caballería)”.

Al gobernador de Nayarit (entidad a la que pertenece el archipiélago de las Marías, aunque jurídicamente son de mando federal) se le veía serio, tal vez para darle cierta solemnidad al acto o porque tendrá un símil en su territorio insular que ahora es el Centro de Educación Ambiental y Capacitación de Niños y Jóvenes “Muros de Agua-José Revueltas”, recinto cultural en que se convirtió ese lugar tras su desincorporación del sistema federal penitenciario. Pero a De Olaguibel no le corresponde el “honor” de ser el primer gobernante de Marías, el general de brigada Rafael
Miguel Pedrajo Barrios fue el primer director-gobernador de la cárcel sin rejas y se le atribuye haber construido el hospital, las escuelas, la biblioteca, el muelle y pavimentar el centro de Puerto Balleto.

Comentamos que es una vacilada lo del nombramiento (director hubiera bastado), porque los mandos militares en territorios insulares donde no exista autoridad civil fungen como gobernadores de facto y hasta como jueces de lo civil. Como en Puerto Cortés, BCS, donde el comandante del Sector Naval ejerce el gobierno incluso de Alcatraz, un pueblito de pescadores en isla Margarita.

Volviendo a Islas Marías, ahora el proyecto es que las instalaciones estén abiertas al turismo a partir del mes de julio. Se podrá llegar por mar partiendo desde Mazatlán, San Blas y Puerto Vallarta. Se estima que los viajes serán de ocho horas, las visitas serán de entrada por salida, no habrá hoteles ni posibilidad de acampar en la isla. El antiguo muelle de Puerto Balleto (en María Madre, la isla principal), será rehabilitando por la Semar y adecuado para facilitar el arribo de embarcaciones y buques de mayor calado. La Marina seguirá teniendo el mando de Marías, ahora con un “gobernador” y será responsable de su avituallamiento.

Acerca del penal...

El 12 de mayo de 1905 fue constituido Islas Marías como colonia penal bajo el régimen del presidente Porfirio Díaz. En 2010 fueron declaradas por la UNESCO como Reserva de la biosfera. La belleza natural del archipiélago es inigualable. Sus playas vírgenes y limpias atraen a cualquiera por la intensidad y uniformidad de sus olas Dato curioso: En 1879 las islas Marías fueron vendidas a don Manuel Carpena, vecino de Tepic, Nayarit, por 45 mil pesos. Él y su familia explotaron las islas, principalmente las salinas. A la muerte de don Manuel, su viuda Gila Azcona de Carpena las vendió en 1905 al gobierno federal.

Conocí Islas Marías en la década de los 70. En 1976 nuestro guardacostas, el G-04 “Ponciano Arriaga” relevó al Transporte “Zacatecas” que hacía la comunicación semanal al penal. Zarpábamos el miércoles por la noche de Mazatlán, llegábamos a Puerto Balleto al amanecer del jueves, se descargaban víveres y materiales (en ocasiones llevamos cuerdas de reos, o a algunos de retorno que cumplieron sus condenas) y por la noche retornábamos para atracar el viernes temprano en Mazatlán. Gracias a esos meses de navegación a Marías, acumulamos muchas singladuras (4 por semana) que nos permitieron sumar un año más para cuando decidimos el retiro de la naval.

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