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La llegada al mundo y, en especial a nuestro país, de la pandemia identificada con el nombre de Covid-19, el año pasado, nos ha dejado grandes experiencias y nos ha llevado a adoptar modos de vida, de negocios y de interrelación social, nunca pensados. ¿Cuándo íbamos a imaginar que un día tendríamos que usar un cubrebocas como medio vital de protección?

¿Cuándo nos íbamos a imaginar teniendo que usar, permanentemente, gel antibacterial, guardar la sana distancia, el lavado frecuente de manos y evitar lugares muy concurridos y espacios reducidos?

La respuesta es realmente nunca. Yo preveía que, en un futuro no muy lejano, tendríamos que salir a la calle, llevando consigo una escafandra y un tanque de oxígeno por razón de la gran contaminación ambiental.

Basta ver del grado de contaminación ambiental que afecta a varias ciudades de China, India o incluso en la CdMx.

El detalle, y con relación a la pandemia de Covid-19, no obstante que adoptemos las más estrictas medidas de seguridad y protección, ni así, estamos exentos de un eventual contagio y con ello el vernos obligados a enfrentar la circunstancia.

Que ahora con la vacuna ya no es tan letal el contagio; bueno, algo hay de eso, pero no es la regla general. Que ya han salido otras variantes que son mucho más contagiosas, esto sí es más que cierto y preocupante.

Pero también es real y cierto que la diseminación de las mutaciones de las cepas se hace cada vez más aceleradamente, causando grandes estragos en la vida cotidiana, en la salud y en especial, en la economía de los países, empresas y las familias.

La Covid-19 nos ha venido a enseñar, entre otras muchas cosas, que debemos de estar preparados económicamente para poder afrontar un eventual contagio; por ello y en la medida de lo posible hay que ahorrar algo.

Especialmente usted, amable lector, si aún conserva su empleo, ahorre en la medida de lo posible, pues es necesario estar preparado ante la adversidad que no avisa cuándo ni cómo llegará.

Ahorre lo más que pueda, pues es esta otra de las acciones que debemos de emprender, además de las mencionadas en párrafos arriba para afrontar una eventual crisis en nuestro círculo familiar, ya que, como bien sabemos, de la Afore solo podemos retirar una vez cada cinco años y el dinero a recibir no resolverá nuestros problemas económicos en el mediano y largo plazo.

Nuestro consejo es que se abstenga de comprar todo lo no sea esencialmente necesario para su vida cotidiana y que, en la medida de lo posible, haga su guardadito, pues tenga por cierto que lo mejor no está por venir. Recuerde que: hombre prevenido vale por dos.

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