Sociedad, cómplice de la violencia: Hispanics in Philanthropy
Revelan que agresiones contra mujeres, niños y adolescentes están normalizadas.
La asociación “Hispanics in Philanthropy”, organización dedicada a la movilización de recursos para proyectos de impacto social en América, presentó ayer los resultados de la “Investigación sobre la violencia psicológica en México”, que reveló que las agresiones en general están normalizadas socialmente, especialmente contra mujeres, niños y adolescentes.
La investigación, centrada en aquellos actos sin contacto físico, como palabras hirientes, mentiras, violencia vicaria, celos, manipulación, control sobre la movilidad y decisiones, se llevó a cabo entre abril de 2023 y abril de 2024.
El trabajo estuvo a cargo de expertas en atención a la violencia contra las mujeres, las cuales se centraron en Yucatán, Chihuahua, Ciudad de México, Aguascalientes y Chiapas, donde se documentaron las experiencias de 35 mujeres y se incorporaron las perspectivas de diversas organizaciones que colaboraron en el citado tema.
Las 35 mujeres, la mayoría con más de 30 años, participaron en seis talleres, se les aplicaron encuestas y se realizó una investigación documental. Asimismo, dibujaron mapas, siluetas, montañas y caminos para narrar sus experiencias en violencia psicológica.
En el caso de Yucatán, estas tareas se realizaron en coordinación con la Fundación para la Equidad (APIS).
Se indicó que la violencia psicológica es la más prevalente en el país, con 51.6 por ciento, seguida por la sexual, con 49.7 por ciento, la física con 34.7 por ciento, y la económica, patrimonial y discriminación, con 27.4 por ciento.
Ayer, a través de internet, la coordinadora de la investigación Luisa Herse, acompañada por la codirectora y la mánager del Programa Gender, Race & Power, Paola Feregrino, y Marcela Buzo, respectivamente, así como de María Azucena E. M., víctima de violencia psicológica, y la directora de “Casa Amiga, Esther Chávez Cano”, Lydia Cordero, dieron a conocer el informe de la investigación, la cual dejó seis conclusiones.
La primera es que la violencia está normalizada socialmente, especialmente contra las mujeres, niños y adolescentes, lo que oculta las agresiones psicológicas y emocionales.
También que las estructuras patriarcales limitan la autonomía de las mujeres mediante diversas formas de violencia.
Además, al escapar de la violencia, las mujeres pierden su hogar y bienes, lo que empeora su situación económica y aumenta la carga de sostener a sus familias.
Otra conclusión es que las organizaciones de la sociedad civil no pueden atender toda la demanda debido a su alta carga de trabajo.
Aunque el modelo de refugios para mujeres víctimas de violencia es ampliamente conocido, necesita ser actualizado.
Y por último, que las organizaciones que apoyan a mujeres indígenas, afrodescendientes enfrentan condiciones de precariedad.