Conoce la historia secreta de la danza yucateca 'Cabeza de Cochino'

El significado de esta danza se ha perdido con el tiempo, ya que, al parecer, se hacía con la cabeza de un venado y era burlesco.

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La 'Cabeza de Cochino' es considerada una de las piezas más coloridas y espectaculares de la jarana yucateca. (Notimex)
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Agencias
MÉRIDA, Yuc.- El baile “Cabeza de cochino” es, sin duda, una de las expresiones artísticas antiguas y vivas del folclor yucateco y hasta hoy es uno de los números imprescindibles en las vaquerías y eventos populares de la entidad, tanto en la capital como en el interior del estado.

El reconocido locutor y maestro de ceremonias del ayuntamiento local, Antonio Marín, indicó a Notimex que en más de 25 años esa danza ha acompañado la oferta cultural de la capital yucateca como una de sus cartas más fuertes.

“Es un baile que representa mucho de lo que fuimos y somos como yucatecos; en las serenatas se presenta cuando el programa es de danza, pues tenemos programas con trova, poesía y otras variantes”, expuso.

Sin embargo, añadió, “el baile siempre ha estado ahí y ha sido interpretado por décadas por la Orquesta Jaranera del Ayuntamiento de Mérida y su ballet folclórico y siempre ha sido bien recibida por propios y extraños, pues es considerada una de las piezas más coloridas y espectaculares de la jarana yucateca”.

Sin datos precisos

No existe una fecha precisa del origen del bailable, pero en según el libro “Costumbres de Yucatán”, de Luis Pérez Sabido, a esa danza se le conoce generalmente con el nombre de Pol kekén, palabra compuesta que proviene, según el diccionario Maya Cordemex, de pool (cabeza de cualquier animal) y kekén (cerdo).

En ese libro, Pérez Sabido recoge la historia recabada sobre el bailable por parte del profesor Santiago Pacheco Cruz, quien señaló a la “cabeza de cochino” como un “acto original y divertidísimo que celebran precisamente como final de la vaquería”.

“Se baila al ritmo de un son peculiar muy parecido a la primera fase musical de torito, pero definitivamente mucho más acompasado y lento”, detalló.

“Todos bailaban, comenzando por el chik o bufón que cantaba expresivamente en lengua maya y hacía gesticulaciones y cabriolas que causaban hilaridad entre la numerosa concurrencia”, siguió.

Salida en procesión

Su desarrollo según el propio libro de Pérez Sabido es el siguiente: “De la casa del jefe de los organizadores –nos dice Pacheco Cruz en su libro “Usos, Costumbres, Religión y Supersticiones de los Mayas”- sacaban una procesión de la cabeza del cerdo para llevarla a la casa principal como cortesía a los amos”.

En una mesa pequeña limpia colocaban una cabeza de cerdo en barbacoa, en jaula arqueada, tejida de madera y adornada con papeles multicolores y cintas angostas, poniéndole además a los lados panes de harina, rollos de cigarros de joloch y mazorcas sancochadas y en pibil.

También se ponían monedas de plata en los ojos (del cerdo) y en la boca un buen trozo de pan blanco conocido generalmente en Yucatán como “francés”.

Se adornaba la mesa de igual manera que el arco de la jaula; en los laterales y al frente pendían largas cintas que asían las bailadoras en traje de vaqueras (es decir, con sombrero y banda), puesto que tenían que bailar (bajo el sol) cuando la llevaran al salón donde la homenajeaban a todo ritual.

“A las doce en punto –abundó el maestro Pacheco- se iniciaba la ceremonia de salida; un indígena cargaba la mesita en la cabeza y las cintas eran asidas por las vaqueras.

“Se anunciaba la salida con cohetes y triquitraques y la orquesta tocaba una alegre jarana especial (pasacalle) que todos bailaban, comenzando por el chik o bufón.

Sólo taparrabos

“El chik llevaba la cara pintada lo mismo que el cuerpo desnudo, pues cubría (con un taparrabo) únicamente las partes; (portaba) una diadema de plumas de guajolote en lugar de sombrero y un par de cuernos imitando al diablo, ya que tenía hasta la cola larga; llevaba además una soga vaquera para lazar a los muchachos.

“Le acompañaba su esposa, trajeada toscamente y también con el rostro pintado llevando en las manos una pequeña jícara para pedir limosna y otras más conteniendo maíz, cubierta por una paliacate, que sonaba continuamente para despertar al kekén (cochino). También ella cantaba”, dijo.

Hoy no hay 'chick'

En la versión que hoy se expone principalmente en las zonas urbanas ya no es común ver la presencia del “chik” y para la cabeza de cochino se suele usar réplicas de plástico o papel maché.

El investigador mayista Bernardo Camal Itzá ha escrito varios artículos en torno a ese baile en los que habla de la existencia de antiguos relatos que evidencian que en esa misma danza se usaba la cabeza del venado con el mismo fin de rendir culto a las deidades mayas.

Pero a raíz de la llegada de los europeos al continente americano, quienes trajeron consigo al cerdo, éste fue adoptado y con el paso del tiempo sustituyó al venado, refirió el especialista.

En la charola donde está la cabeza se cuelgan cintas de diferentes colores, mismas que durante la danza son tomadas por cada uno de los participantes, aspecto que puntualiza la cohesión comunitaria y una visión hacia al mundo, continuó.

Luego, agregó, esa comitiva se detiene en algunos lugares para escenificar la vida del campesino, su relación con ese animal y su posible venta al “partidor”, comentó el investigador.

Sin embargo, dijo, “esta práctica empieza a verse afectada como ocurre con otras expresiones de la cultura maya, como el idioma o la gastronomía. Si queremos mantener nuestra identidad cultural, debemos ser partícipes para su conservación y reconocimiento”, sostuvo.

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