|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Siete Leguas el caballo,/ que Villa más estimaba./ Cuando oía silbar los trenes,/ se paraba y relinchaba,/ Siete Leguas el caballo/ que Villa más estimaba…, así dice el primer verso del famoso corrido compuesto en honor de una de las cabalgaduras que Francisco Villa tenía como sus favoritas. Pero resulta que el tal animal no era caballo sino yegua, la hembra del caballo, según todos los indicios recopilados por Paco Ignacio Taibo II y otros autores.

Cantado por los más famosos intérpretes de la música campirana de México, entre ellos Antonio Aguilar, Miguel Aceves Mejía y Los tigres del norte, el corrido solo menciona a la que finalmente resultó yegua en el primer verso, pero, desde luego, la alazana tiene una vida singular que merece ser contada en esta recopilación de equinos famosos en la historia.

Tras rendir sus armas ante Carranza, el Centauro del norte decide retirarse y dedicarse al campo y para ello obtiene del gobierno una hacienda en ruinas, El Canutillo, situada al norte de Durango, donde, en septiembre de 1920, recibe a Adolfo de la Huerta, enviado para finiquitar los pormenores para la entrega de la finca que fue adquirida en 600 mil pesos. En ese sitio, por cierto, Villa y unos pocos de sus hombres realizan un experimento de vida comunal que, según los historiadores, tuvo éxito hasta que aquél fue asesinado (1).

En agradecimiento por la entrega de El Canutillo, Villa decide regalar a De la Huerta su yegua Siete Leguas, que tenía un gran valor simbólico para Pancho. El bello animal –así es descrito en las crónicas- viaja en tren desde Parral hasta la capital del país, acompañado de Baltazar Piñones, quien llevaba consigo una historia de la famosa yegua.

Citando a varios autores, Paco Ignacio Taibo II refiere en Pancho Villa, una biografía narrativa (editorial Planeta) que “la Siete Leguas vivió en las caballerizas del Palacio Nacional. Como allí nadie la montaba se estaba volviendo arisca; al final del interinato de De la Huerta (asumió la presidencia tras el asesinato de Venustiano Carranza en Tlaxcalantongo), Lázaro Cárdenas, que se entrevistaba con De la Huerta, quiso conocer al animal y Adolfo se lo regaló. Un día, un viejo cardenista le pasó al autor de este libro una nota que decía que la Siete Leguas sobrevivió a Villa y terminó apaciblemente sus días en una cuadra de un rancho del general Lázaro Cárdenas, donde murió de vejez. ¿Los mitos se toman de la mano con el caballo como intermediario?”.

1) El proyecto auspiciado por Villa incluía la modernización de la traza urbana de la finca y la dotación de moderna maquinaria al campo, de modo que aquél adquirió en Amarillo, Texas, 10 tractores para sustituir el arado que funcionaba con tracción animal o humana. Hizo también el reparto de tierras a los peones, una deuda que la revolución tenía hasta entonces pendiente en México y que él pretendió comenzar a saldar. La muerte lo alcanzó antes de ver cristalizados sus planes.

Lo más leído

skeleton





skeleton