Historias: don Anacleto, el creativo sepulturero de Hoctún

Desde muy pequeño don Anacleto aprendió a vivir para los muertos, pues su labor está en el cementerio de Hoctún.

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Anacleto ama ir al cementerio aunque ya no pueda trabajar. (Patricia Itzá/Novedades Yucatán)
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Patricia Itzá/Mérida
Don Anacleto Coba Moo ha trabajado por más de 50 años como sepulturero en el cementerio de Hoctún, él es creador de los nichos de diferentes formas como el castillo de Chichén Itzá, lo que ha caracterizado el lugar haciendo que se conozca a nivel nacional hasta internacional.

Él extraña su fortaleza de poder hacer nichos, de cargar las estructuras de cemento con las cuales se formaban las fosas para colocar las tumbas, entiende que a sus 90 años es casi imposible de hacer ese trabajo y menos hacer los trabajos de sepulturero.

José “heredó, desde los siete años de edad, el oficio de su padre: sepulturero

Pero no puede abandonar al lugar que por 50 años ha asistido para ganar el sustento para su familia. Ahora solo pinta los nichos, en donde estos días hasta finales de noviembre es donde obtiene mayores ganancias que en todo el año.

 

Pero su legado no morirá, porque su hijo José Luis Cobá Sosa, quien lo acompaña desde que era un pequeño de siete años de edad, a enterrar y desenterrar huesos, asegura que no tiene miedo, pues toda la vida se la ha pasado jugando con sus hermanos en el sitio.

 

Quiere que el trabajo que su padre realizó en tantos años perdure, que se mantenga el cementerio de Hoctún colorido como hasta ahora, que los turistas sigan visitando el lugar que a diferencia de otros se ve vivo por los colores que predominan.

Su padre, por trabajar tantos años en el sitio ya aseguró su lugar, pero mientras llega el día que sabe que llegará, están resguardadas sus herramientas que utiliza para pintar las tumbas, un trabajo que es bien pagado estos días.

 

A pesar de que al principio no sabía nade de albañilería y mucho menos de pintura porque toda su juventud la dedico al campo, poco a poco fue “agarrando” las técnicas, lo que hizo que fuera solicitado por la comunidad.

Su primer trabajo fue la pirámide de Chichén Itzá, después la casa maya y el más complicado fue la torre Latinoamérica que tardó alrededor de una semana en concluirla, todo bajo las peticiones de los familiares de las personas fallecidas.

Ahora gran parte de las tumbas cuentan con alguna de esas estructuras, debido a que la comunidad los adoptó como símbolo de su identidad. Por lo que José está orgulloso de seguir el trabajo de su papá que se ha vuelto invaluable para el municipio de Hoctún.

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