Estudios exploran la historia y desarrollo de Chichén Itzá como potencia militar
Julián Dorantes Reyes, especialista de la UNAM, pretende confirmar o descartar esa postura, pero los estudios empiezan a dar los primeros resultados.
Chichén Itzá tuvo un notable desarrollo armamentístico durante su apogeo, por lo que los resultados de los estudios que actualmente se realizan determinarán en un futuro si esta urbe precolombina, fue un sitio militarista, afirmó el especialista del Posgrado en Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Julián Dorantes Reyes.
Explicó que siempre se ha dicho que Chichén Itzá es un ente militar muy desarrollado, por lo que con base al registro arqueológico se pretende confirmar o descartar esta postura, y los estudios empiezan a dar los primeros resultados.
En las crónicas históricas se habla del desarrollo militarista, por lo que el investigador se enfoca al estudio de las armas que tenían los guerreros a su disposición para ejercer el control.
Durante su participación en el octavo Simposio de Cultura Maya Ichkaantijoo, presentó los logros obtenidos hasta el momento con el estudio en las representaciones iconográficas de Chichén Itzá.
El especialista compartió esta información en la conferencia “Tecnología de guerra en Chichén Itzá”, donde presentó una comparativa entre el registro iconográfico encontrado en la Gran Nivelación de Chichén Itzá, correspondiente a los edificios anexos del anexo del Juego de Pelota, específicamente el Tzompantli, y el registro arqueológico, con las piezas originales sustraídas del Cenote Sagrado, por Edward Herbert Thompson, a finales del siglo antepasado, las cuales están en el Museo Peabody de la Universidad de Harvard.
Julián Dorantes expuso que los mexicas crecieron con la cultura de guerra, pero se desconoce si ocurrió lo mismo en Chichén Itzá.
“En el caso de representaciones de cautivos de guerra que suelen estar maniatados, tomados por el cabello, despojados de sus joyas, es para demostrar la humillación y sumisión de los captores, es una situación que pasa en el Clásico Temprano, específicamente en Palenque, y Tikal, Guatemala”, indicó.
Afirmó que antes del Clásico Terminal, los mayas de Chichén Itzá tenían la misma práctica, pero no continuó cuando la ciudad se movió de Chichén Viejo o zona de las Monjas hacia la Gran Nivelación.
En cuanto al tipo de armas que usaban los itzáes, era común la lanza, que se encuentra en cualquier representación de guerra del Clásico Temprano y Medio, pero hay un cambio armamentístico en el Clásico Terminal (900-1200 dC).
“En Chichén Itzá se empieza a dejar el uso de las lanzas, para utilizar lanzadardos, escudos y palos curvos, con los cuales se evita la fuga de los cautivos de guerra, con los cuales se les daba un certero golpe, los cuales, ‘se volvieron una moda’”, destacó el especialista de la UNAM.
“En Chichén Itzá hay las representaciones iconográficas, así como las armas, además de la capacidad bélica que tuvieron los guerreros, pero desafortunadamente se carece de la información educativa y cultural que no sobrevivió al registro arqueológico como para aseverar si fue un sitio militarista. Entonces, los resultados de los estudios que se realicen darán la última palabra sobre la belicosidad de los Itzáes”, finalizó.