Cecilia Ricárdez/ Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.-“Todos me decían loco, muchos rechazaron mi propuesta y me pronosticaban fracaso, pero yo sabía que iba a funcionar”: así se expresa con emoción Luis Enrique Ramírez Andino, un joven que tomó el riesgo y emprendió un negocio en un mercado altamente competido y que a primera vista se antojaba casi imposible. 

A pesar de esto decidió ingresar a la industria de alimentos con helados de sabores poco comunes, consumando de esta manera Helados “El Pirata”, un lugar donde el principal ingrediente es la tenacidad y la confianza en el producto. 

Actualmente suma más de trescientos sabores. 

Heredero de una tradición familiar en este giro, aprendió el arte de la preparación artesanal e innovó al crear un nuevo concepto, el cual se volvió un fenómeno en redes sociales ya que una publicación suya logró un impacto de tres millones de interacciones, las cuales contribuyeron a su crecimiento: pasó de vender helados en la calle a tener un puesto en su casa, para luego invertir en un local al norte de la ciudad.  

Pasó de algunos cientos de seguidores a más de 20 mil en una sola noche, actualmente rebasa los 35 mil.

Además, Ramírez Andino colabora con la asociación defensora de animales “Cinco patas A. C” aportando las ganancias de una edición especial de helado hecha con una conocida marca de croquetas para mascotas.

¿Cómo entras a este giro de negocios?

Fue por mi familia, mi papá y mi abuelo iniciaron y en casa aprendimos a hacer los helados, pero yo le quise dar un giro innovador sin perder el estilo tradicional, y creé un nuevo concepto. Lo decidí mientras estudiaba derecho, pero me salí de la carrera y me fui directo a la nevera. 

En el caso del negocio que fundó mi papá ya está posicionado y le costó mucho lograrlo, por eso inspirado en su trabajo decidí también emprender y  hacer mi propio negocio en Mérida. (Enrique es originario de Chetumal, Quintana Roo)

La primera vez que puse a prueba el producto me colocaba afuera de una plaza en el norte de Mérida, así vendí 10 litros, cinco sabores, luego 20 litros y pude comprobar que gustaba. Luego pensé que era buena idea usar otros elementos y combinaciones, entonces con la asesoría de mi familia comencé hacer mezclas con productos premium que a la gente les gusta. 

¿Cómo fue tu proceso de emprendimiento?, ¿cómo resolviste el tema del dinero en un inicio?

Intuía que en Mérida podía tener éxito, pero el camino no fue fácil. Me vive a vivir aquí, no tenía más que el dinero suficiente y si quería hacer el negocio necesitaba recursos, por eso me puse a vender bolis de casa en casa, vendía postres y comida todo el día, ya hasta me conocían los del fraccionamiento por eso, pero no sabían que lo que realmente quería era vender helados. 

Con el dinero que saqué de la venta compré el primer equipo para hacer helado, y un día se me ocurrió una combinación y subí la foto a mis redes, era el sabor de Jägermeister (licor de hierbas). Ese post se volvió viral. El día que lo publiqué fue poca gente (a la heladería) y me fui a dormir, cerré temprano porque era un miércoles, un día bajo pero me llegó un grupo que quería ese helado, y luego otro, y otro... se agotó y mientras probaron otros sabores y comenzaron las recomendaciones.

La publicación del helado de Jäger llamó la atención, y cuando lo publicaron videobloguers eso multiplicó el alcance, mi celular estaba caliente de tantas notificaciones que tenía, fue increíble no lo podía creer.

¿Cuál consideras que es tu ventaja competitiva?

Tenemos sabores  que no se encuentran fácilmente, combinaciones únicas y todo el tiempo se me ocurren nuevas. Hemos contabilizado 385 sabores, y aunque no están disponibles todas todo el tiempo, lo que hacemos es ofrecer un menú diferente cada día que difundimos en internet.

La tenacidad para perfeccionar los procesos para cada mezcla la aprendí de mi padre, quien también me enseñó que independientemente de cómo fluctúen los precios (de la materia prima), la calidad debe mantenerse.

Mérida es difícil, hay demasiada competencia, pero nosotros tratamos de hacer todos los sabores que a la gente le gusta. Tenemos la habilidad para hacerlo, escuchamos al mercado y siempre estamos inventando, innovando, así surgió un helado alusivo a la causa de la Asociación Cinco Patas para los dueños, y pensé que sería bueno uno para los perritos, entonces hice un helado de croquetas. 

¿Cómo influyó tu juventud?

Fue difícil al principio. No te toman en serio, no creen en ti o hay personas que se quieren aprovechar, una vez alguien quiso comprarme el negocio y le dije que no estaba en venta. Las mismas personas que al inicio me cerraron las puertas ahora vienen y sí quieren. Ser chavo puede ser limitante, pero nada mejor que demostrar el profesionalismo y la seriedad para cumplir compromisos, son valores que aprendí en casa.

¿Cómo vas con el tema de la generación de empleo?

Pasé de trabajar solo a tener siete personas, en mi casa tengo una mini fábrica donde se hace la elaboración del helado y lo traemos al local. El equipo se ha convertido en mi familia, porque tienen la misma cultura de trabajo, son estudiantes porque quiero darle la oportunidad que a mí me negaron muchas veces y creo en ellos para trabajar en equipo. Pensamos en grande, queremos que haya una sucursal en cada estado del país y algún día también vender en el extranjero. 

¿Cuáles son las principales lecciones que has aprendido?, y ¿qué consejo podrías compartir con base a esta experiencia?

Nunca dejen que nadie diga que no se puede, (también) identificar a aquellos que se quieren aprovechar de la situación de su inexperiencia, hay que tener cuidado.  Hay que ser perseverante, pacientes y tener fe en el proyecto, en uno mismo.

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