El pasado lunes dos eventos acapararon la atención en Mérida: la presentación de un libro sobre reformas “para un cambio de régimen”, del senador priista-perredista-morenista Ricardo Monreal Ávila, y el programa itinerante “Una jueza y un juez federal en tu vida”, por el jurista Miguel Carbonell Sánchez.

En el primero, en el Club Libanés, políticos de varios partidos pasaron lista de presentes, no para escuchar las iniciativas de las reformas eléctrica, de la fallida Guardia Nacional y la política electoral, sino en busca de reflectores y tomarse la foto, reviviendo convocatorias de antaño, cuando “eran diferentes”, aunque en realidad son más de lo mismo.

Esa llamada clase política se perdió una interesante exposición, en el Gran museo del Mundo Maya, acerca de los pendientes de la justicia federal (ya podemos imaginarnos cómo está la local), la “mea culpa” del Poder Judicial de la Federación respecto a la deuda con la sociedad sobre diversos temas en los que podríamos estar inmersos algún día y padecer el calvario de buscar, sin encontrar justicia expedida, como mandan las leyes.

Y es que Yucatán fue el cuarto Estado en el que se presentó “Una jueza y un juez federal en tu vida”, foro itinerante de diálogo creado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Consejo de la Judicatura Federal (CJF). Aquí lo presentó el jurista, académico e investigador Miguel Carbonell Sánchez, quien, en entrevista con Novedades Yucatán, dijo que con este ejercicio buscan difundir el trabajo del Poder Judicial de la Federación entre la sociedad civil y a su vez conocer las demandas y necesidades de cada entidad en la materia.

El doctor en Derecho reconoce que uno de los sectores más olvidados en este sexenio ha sido la justicia local, ya que mientras la federal ha dado pasos importantes con su reciente reforma, la del fuero común parece haberse congelado en el tiempo; argumenta que los legisladores del Congreso de la Unión ni siquiera han podido expedir la nueva regulación para el proceso civil y familiar que les corresponde administrar a los juzgadores de los estados. Y remata que este rezago “es un síntoma más de la falta de talentos jurídicos y de liderazgos legislativos efectivos que ha caracterizado estos años. La mediocridad abunda, los resultados escasean” (“Justicia olvidada”. El Universal 22/feb/22).

Sostiene Carbonell Sánchez que la justicia local hoy en día es “un grave lastre para el país” y la consecuencia son cientos de miles de expedientes atorados y sin resolución, pleitos que tardan años en ser resueltos, corrupción en algunos tribunales, personal rebasado por las cargas de trabajo y desmotivado por la falta hasta de espacios dignos para trabajar.

Sólo agregaríamos que hay otras dependencias de procuración de justicia (mercantil, civil, familiar o penal) en donde se percibe este letargo, en detrimento de los derechos de los ciudadanos; un caso concreto es el exhibido en el documental “Duda razonable”, acerca de personas acusadas de secuestro en Tabasco, que ya decidió atraer la SCJN. Un pequeño paso, pero importante para seguir teniendo fe en los órganos de justicia del país.

Anexo "1"

Abordaje en el Aeropuerto

Como anticipamos, la Armada de México asumió la vigilancia del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), como parte de la Estrategia de Seguridad Aeroportuaria Integral (ESAI), en coordinación con dependencias de los tres órdenes de gobierno. La Semar informó que para este efecto se creó la Coordinadora de la Estrategia de Seguridad Aeroportuaria y la Unidad Naval de Protección Aeroportuaria del AICM.

La función de los marinos será realizar operaciones de vigilancia, inspección, apoyo y control en el recinto para neutralizar el tráfico de armas, drogas, divisas (dinero), mercancía ilegal y evitar el tráfico de personas, en coadyuvancia con autoridades fiscales, aduanales y de migración.

Sólo en la Aduana del AICM se desplegaron 28 marinos, de un grupo que se espera crezca hasta 80, que fortalecerán el control y vigilancia en las terminales 1 y 2, mientras que, en los alrededores de la terminal aérea y plataforma de operaciones, la Marina desplegó a mil 255 elementos, 23 vehículos y 16 binomios caninos.

Un “blindaje” que se habían demorado en realizar.