Construyen sus casas con vestigios mayas

Pese a las denuncias interpuestas, desde hace 13 años continúa el pillaje; zona registrada como asentamiento de mucha importancia, en riesgo.

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Vivienda cercana a un sitio maya. Fue construida, presumiblemente, con vestigios arqueológicos. (Fotos: Amílcar Rodríguez/Milenio Novedades)
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Ana Hernández/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Las evidencias del saqueo y aprovechamiento ilegal de estructuras mayas en la colonia Francisco Villa es tan evidente que algunos vecinos no se conformaron con colocar piedras arqueológicas en  las divisiones de sus predios, sino que además construyeron la entrada y la fachada con vestigios pétreos.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán ha interpuesto denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR) por el uso del material arqueológico; no obstante, la colonia sigue creciendo al grado de que las viviendas están cerca del acceso al montículo mayor, advirtió la arqueóloga Concepción Hernández Hernández.

La especialista del INAH destacó que han buscado apoyo de autoridades ejidales y municipales de Kanasín, donde pertenece el sitio, pero no han encontrado el interés necesario para la preservación de la zona, que está en riesgo de desaparecer, de continuar la extracción de vestigios.

Y es que hasta hace poco más de una década se veían bien los montículos, mientras que ahora no es posible diferenciarlos, sólo se alcanza a ver parte de la estructura principal.

Los especialistas intentan que al menos dos sitios de la zona se preserven, uno de ellos es la estructura principal, que se ubica a escasos metros de la carretera que conecta a Mérida con Tixkokob y no muy lejos del Periférico.

La especialista recalcó que las acciones legales por la destrucción del tesoro arqueológico es competencia de la PGR, ante la cual se han interpuesto denuncias, incluyendo una por la edificación de una vivienda en la que es claro que utilizaron piedras de las estructuras mayas. La zona no ha sido estudiada por completo.

En entrevista, Concepción Hernández, arqueóloga a cargo del proyecto de investigación del INAH en la zona denominada “Flor de Mayo”, indicó que por años en cada cambio de administración han hablado con los alcaldes de Kanasín y los presidentes e integrantes del ejido para que no vendan terrenos cerca de la zona maya, “pero ha sido inútil”.

En varios casos, detalló, ni siquiera han hablado con las autoridades; en ocasiones los asistentes sólo les han recibido el documento en el cual explican la importancia de conservación del sitio, así como los señalamientos de preservación por disposición federal y las consecuencias.

Cada vez más casas

La arqueóloga, quien comenzó el trabajo de prospección en esa zona en 1996, indicó que hace dos décadas había “casas en la zona, pero no tantas como ahora. Literalmente la mancha urbana le cayó al sitio. Los terrenos han sido vendidos por los ejidatarios, pero hasta la fecha no han podido regularizar la situación de las propiedades”.

En este punto, señaló que ha hablado incluso con las personas que comenzaron a edificar sus viviendas cerca de la zona para pedirles que no toquen las piedras de las estructuras, ya que es un delito. Dijo que sólo le hacen caso mientras se encuentra en el lugar, pues al día siguiente son notorios los efectos, “rompen los montículos, a pesar que se les pide no hacerlo”.

De acuerdo con los reportes del INAH, este sitio está registrado en el Atlas Arqueológico del Estado de Yucatán, que realizaron Garza y Kurjack en 1980, con la clave 16Q-d (7):122, como un asentamiento de rango III, lo que significa que tiene mucha importancia.

Denuncias

Hace 13 años el INAH interpuso la primera denuncia ante la PGR por la destrucción de los montículos en la colonia Francisco Villa, de Kanasín.

En 2014, el INAH también solicitó la intervención de la PGR, esta vez en la zona arqueológica de Chichén Itzá, por la destrucción que causó el Museo del Chocolate.

Asentamiento invadido, con un importante pasado comercial

El asentamiento “Flor de Mayo”, que se ubica entre la colonia de este nombre y la Francisco Villa de Kanasín, ha arrojado información valiosa sobre el intercambio comercial que tuvieron las poblaciones indígenas del posclásico, incluso se mantuvo ocupada al menos un tiempo después de la Colonia.

Los resultados de los trabajos de investigación han permitido corroborar también que tenían mucha cerámica gris proveniente del Usumacinta, lo que permite pensar que tal vez eran distribuidores de este material, e incluso se destacaban en la construcción de sacbé.

La arqueóloga Concepción Hernández Hernández, responsable del programa Flor de Mayo, señaló que los trabajos de investigación en la zona donde ahora se asienta el fraccionamiento “Francisco Villa de Oriente”, en el municipio de Kanasín, a solicitud de la empresa interesada en la construcción en la zona, les permitió encontrar importante evidencia del asentamiento maya en la zona.

Saben que el sitio existe desde el preclásico medio hasta el clásico tardío, y tiene una ocupación continua que se mantuvo después de la llegada de los españoles, ya que se encontraron restos de cerámica colonial en esa zona.

“Nos ha dado información muy interesante, ya que incluso se encontraron fragmentos de varias vasijas completas de secuencia, las cuales están en bodegas del Centro INAH; la franja analizada desde ese fraccionamiento hasta San Pedro Nohpat permitió recuperar mucho material arqueológico y hacer un registro de estructuras”, explicó.

Comentó que incluso lograron trazar un plano, en el cual se destaca la alta densidad de las unidades habitacionales halladas, así como distinguir que habían grandes plataformas en el interior de las viviendas de 60 por 40 ó 50 centímetros de hasta 1.50 metros de altura; también se hallaron piedras y cuartos de mampostería, metates y entierros.

Concepción Hernández destacó que lo relevante de estos hallazgos es que forman parte de las descripciones que hizo Fray Diego de Landa, quien señaló que los mayas optaban por enterrar a sus difuntos en sus viviendas, en sus cuartos o dentro del patio de la unidad habitacional y presumen que eran de alguna importancia por el tipo de ofrendas que hallaron, incluyendo vasijas completas.

Además, considerando el lapso en el cual “prevaleció”, estaban vinculados con la zona de Dzibilchaltún, porque justo en la época del 600 al 900 fue el auge de esa zona arqueológica ubicada al norte de Mérida, que se distinguió por el manejo de la cerámica como comercio de color gris, proveniente del Usumacinta, lo que establece la “relación política que llevaban”. 

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