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Nuestra nación ha perdido la mayoría de las guerras, de hecho prácticamente todas. La pírrica victoria del 5 de Mayo fue sólo eso, una batalla en la prolongada intervención francesa que culminó con otra derrota para México. Así fue la Heroica Defensa del Puerto de Veracruz, acaecimiento cuyo 107 aniversario conmemoró la Armada el pasado miércoles. El 21 de abril de 1914, junto al pueblo veracruzano, jefes, oficiales y alumnos de la Escuela Naval ofrendaron su vida en aras de la defensa de su plantel y del país de otra intervención norteamericana. De esos hechos heroicos surgieron los nombres que hoy recordamos: el comodoro Manuel Azueta Perillos, su hijo el teniente José Azueta Abad, los cadetes Virgilio Uribe Robles, Carlos Castillo Bretón y otros.

No obstante, esas y otras derrotas en los tres episodios en que se divide el devenir de nuestra patria (Independencia, Reforma y Revolución) no han sido luchas estériles, pues sentaron las bases para entender los porqués y cómo cambiaron nuestra forma de pensar, actuar y, sobre todo, establecer leyes, códigos y crear instituciones para evitar, en lo externo el sometimiento de otras naciones, y en lo interno poner diques a los abusos perpetrados desde el poder.

En este contexto se enmarca la gesta de los cadetes de la naval, no es sólo luchar contra alguien más poderoso conscientes de que la lid está perdida, sino abrir la senda para que las generaciones futuras transiten hacia estadios de paz y prosperidad en una verdadera democracia. Se puede, no es utopía. Se dice que hoy son otras luchas las que libra México, se insiste en que el enemigo está en casa, ese “fantasma” que a diario, muy temprano, se revive desde el más alto cargo para justificar ataques, enconos y polarización.

No hay tal, sólo un pueblo que ve promesas incumplidas tras batallas ganadas en el marco de la legalidad, esas victorias institucionales que hoy se quieren echar abajo (como se ha pretendido cambiar la historia)con hechos como cuestionar y descalificar la actuación del árbitro electoral y sugerir su desintegración, cooptar a jueces del Tribunal de la materia, prorrogar por dos años la presidencia de la SCJN a un ministro “amigo” del Ejecutivo, o arremeter contra jueces que otorgan amparos en apego a la ley contra la reforma energética.

Parece que se olvida el juramento de “guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen” ya que esas pretensiones, como otras, son “ilegales e inmorales” y más aún cuando se quiere una mayoría en el Legislativo para que apruebe al pie de la letra las iniciativas y reformas que le acomoden al Ejecutivo. Por eso es fundamental seguir librando batallas, hasta ganarlas, para tener contrapesos y así evitar los abusos en el ejercicio del poder; quizás no será en este sexenio, pero hay que intentarlo: ninguna guerra se ha ganado sin hacer nada.

Anexo “1”

Lealtad al mando…

Acompañado de su plana mayor: el oficial mayor, almirante César Carlos Preciado Velázquez; el inspector y contralor general, almirante Mario Carbajal Ramírez; el jefe de Estado Mayor, almirante Luis Javier Robinson Portillo Villanueva, el titular de la Semar, almirante José Rafael Ojeda Durán, presidió en  la H, Escuela Naval el 107 aniversario de la Heroica Defensa del Puerto de Veracruz. No estuvo el recién designado subsecretario, almirante José Luis Arellano Ruiz, y tampoco el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En su discurso, Ojeda Durán manifestó: “Cadetes que hoy juran bandera y cadetes antiguos: siéntanse orgullosos de estar en esta Heroica Escuela Naval Militar, pero siéntanse también orgullosos que ustedes, en su momento, se van a integrar a nuestra Armada de México, donde se deberán desenvolver con los principios de Honor, Deber, Lealtad y Patriotismo, honremos también este gran legado de 200 años y trabajemos sin descanso por una Armada que continúe defendiendo la soberanía y por una Secretaría de Marina con visión de futuro”.

Y agregó: “Es bueno recordarles que un marino naval debe ser honesto, con carácter, humilde, pero sobre todo leal al mando supremo, leal al alto mando, leal a sus comandantes y siempre actuar con la verdad por delante”.

¿Hubo dedicatoria?

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