La familia y amigos ante un evento suicida

Marilú Ancona Rosas, invitada al programa, señala que este es un problema global y para prevenirlo se requiere de la participación de todos.

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Esperanza Nieto (d) fue la conductora y anfitriona de la psicóloga Marilú Ancona Rosas. (José Acosta)
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Las personas afectadas porque una persona cercana cometa suicidio son alrededor de 140, de éstas cerca de 20 estarán en duelo y deben atenderse porque están potencialmente en riesgo de repetir el mismo patrón, aseguró la psicóloga clínica y tanatóloga Marilú Ancona Rosas.

El programa de ayer de “Salvemos una Vida” fue conducido por Esperanza Nieto Aguirreolea; inició como cada semana, a las 11:00 horas y se transmitió a través de Amor 100.1 FM de Grupo SIPSE y en la página de Facebook.

La invitada abordó el tema de la “postvención”, es decir, lo que viven las personas después de la muerte de un familiar o alguien cercano por suicidio.

Esperanza Nieto dijo que la labor que realiza Marilú Ancona (quien es terapeuta cognitivo conductual y especialista en manejo de duelo) con los familiares o personas que vivían con alguien que se suicidó es importantísimo por el momento que pasan y lo que viene una vez que esa persona ya no está, y sobre todo por la forma en que se fue.

Ancona Rosas mencionó que la semana anterior, del 10 de septiembre y hasta esta fecha, se ha hablado mucho de la prevención del suicidio. Comentó que trabaja en la “postvención”, lo que sucede después de un suicidio, porque detrás de este tipo de muerte quedan padres, hermanos, hijos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo.

“Se pensaba que alrededor de seis personas quedaban afectadas por cada suicidio, pero estudios recientes demostraron que un solo acto de este tipo puede llegar a impactar hasta a 135 personas, de las cuales entre 15 o 20 quedarán en un duelo que si no se atiende corre el riesgo de complicarse”, expuso.

Agregó que todas las personas que sobreviven a la muerte de un familiar por suicidio quedan vulnerables y están en riesgo porque pueden caer en depresión y, de no atenderse, puede llevarlas a repetir el patrón.

“Ancla de la esperanza”

La especialista explicó que trabaja en un grupo que se llama “Ancla de la esperanza”, para sobrevivientes de suicidio. Es un grupo de ayuda mutua, no es una asociación o fundación, formado por personas que perdieron a un familiar o persona cercana por muerte autoinfligida.

“Con la pandemia dejamos de reunirnos de manera presencial y ahora lo hacemos de forma virtual, todos los lunes a las siete de la noche, por la plataforma zoom. Por medio de la Asociación Yucateca de Suicidiología se manda el enlace al grupo e ingresamos, tengo un grupo de Whatssapp con ese mismo nombre, ahí nos pueden contactar”, expresó.

Destacó que a partir del segundo martes de octubre se empezarán a reunir nuevamente de manera presencial. El padre Alejandro, de la colonia Alemán, les brindó un espacio para empezar las reuniones, por lo que las personas interesadas en participar pueden contactarlos por las redes sociales.

“Primero se acoge al que llega, el duelo por suicidio es muy complicado, no se puede patologizar, no es una enfermedad, es una reacción natural ante la muerte o la pérdida de algo muy querido, en este caso un familiar; es natural estar triste, llorar, aislarse y tener ciertas reacciones, tristeza, apatía, desgano, etc., y conforme pase el tiempo las emociones se van regulando”, advirtió.

La psicóloga resaltó que también surgen otras emociones como la culpa, pues el duelo por suicidio todavía está muy estigmatizado y señalado; si es un niño o adolescente, algo habrán hecho mal, por ello se oculta, por eso muchas personas lo ocultan y sufren en silencio. “En el grupo escuchamos si emitir juicio, para que el que acuda se sienta en un ambiente en el que pueda expresar sus emociones”, manifestó.

“En otros espacios no puede hacerlo por vergüenza, porque la gente está acostumbrada a ser hedonista, no quiere ver sufrimientos; de cualquier duelo la gente tarda en salir y si es por suicidio aún más, y hasta los familiares dicen: ‘ya pasaron tres o seis meses, recupérate’, pero no hay un duelo igual porque no hay dos personas iguales, cada uno tiene su propio duelo, su ritmo y eso se respeta en el grupo”, indicó Marilú Ancona.

Mencionó que las personas que pasan por estos casos mantienen un duelo de culpa, dolor y sufrimiento, pero “lo principal que pasa una persona es mucha tristeza, la culpa es una de las emociones predominantes, cuestionándose de lo que pudo haber hecho, de lo que dijo o no, de lo que no se dio cuenta; todos estos temas se trabajan mucho en el grupo”.

La psicóloga dijo que es mentira que el tiempo lo cura todo; en su opinión, los duelos son procesos dinámicos que se tienen que trabajar, y a veces las personas no lo hacen, lo van posponiendo, sin cerrar esa etapa, sin sacar las emociones, y cuando llega otra muerte lo siguen arrastrando hasta el final.

En la emisión de ayer, Esperanza Nieto Aguirreolea recordó a la sociedad que “Salvemos una Vida” tiene disponibles los teléfonos 9999453777 y 075, que funcionan 24 horas los 365 días del año y cuentan con una tanatóloga para quien necesite enfrentar este tipo de duelo.

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