Tu pasado crea tu futuro
Columna de David R. Ojeda Correa: Tu pasado crea tu futuro
Hablar de amor no es tan sencillo, es ese algo indescriptible que todos quieren, que muchos buscan, que no todos encuentran.
Empecemos con una premisa clara, el pasado no te define, ningún error tiene derecho de hablar de ti para toda la vida, si estás arrepentido de ello, pues el arrepentimiento te lleva también a la mejora, al trabajo constante en ser diferente.
Los errores no son elegibles, nadie en su sano juicio busca cometer un error, salvo que piense que no lo es o que esté dispuesto a aceptar las consecuencias, como cometer una infidelidad o decir una mentira, por ejemplo, donde sabes que cabe la posibilidad de que tarde o temprano la verdad salga a la luz.
Justamente por lo anterior, es importante estar conscientes de lo que elegimos y las consecuencias de las elecciones; como les conté en una ocasión previa, la mejor decisión no es la que más aspectos beneficiosos trae, sino la que se toma sabiendo cómo solventar los daños colaterales que esa decisión pueda generar.
El ser humano es cambiante, yo no soy la persona que fui antes, el que decidió estudiar medicina o el que eligió lo que quería almorzar ayer.
Todos los días somos distintos, nos vamos forjando a diario a través de toda nuestra vida debido a nuestros aprendizajes, mismos que vienen por nuestros actos o los de otros, en especial por nuestros errores, así que equivocarse no está mal, quién no falla no aprende.
También hay gente que no cambia dado que no quiere hacerlo o a que no tiene el interés de la adaptabilidad, estos son los que se hunden más y más. Generalmente estas personas tienen algún trastorno.
Nuestros errores, como parte del pasado, se convierten en la mejor herramienta para el crecimiento, de lo que nos arrepentimos, de lo que salió mal es que por fin aprendemos y, si no, repito, algo anda mal.
No somos seres perfectos, no podemos buscar ser siempre iguales, con el tiempo tenemos que crecer y, por lo tanto, nuestros actos pasados, como ya lo he dejado claro, no nos definen, sino el rotundo cambio que a diario forjemos.
La felicidad no está en lo que hicimos, está en lo que haremos. Somos lo que hacemos, somos nuestros actos presentes, no los pasados, no nuestros pensamientos, no nuestras ideas.
Así que bien, puedes dejar el pasado atrás, puedes convertirte en quien quieres y empezar a pensar en las decisiones que vas a tomar para generar esos actos que te hagan ser lo que quieres ser.