|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Obligado es hablar de la muerte en estos días y especialmente por el interés que ha causado en círculos religiosos y jurídicos la decisión, a los 40 años de edad, de la súper medallista belga en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 Marieke Vervoort. Puso fin a su vida mediante el proceso llamado eutanasia. Este proceso, también llamado muerte asistida, consiste en la administración de inyección letal y es un procedimiento legal en muchos países de Europa y en varios estados de la Unión Americana. Sin embargo, hay quienes lo consideran como asesinato.

Desde el punto de vista jurídico exclusivamente, resulta incongruente que se autorice el aborto y no la eutanasia. Es absurdo que se discuta la despenalización del aborto, cuando se niega la muerte asistida. La eutanasia es una decisión que, respecto a su vida, toma un sujeto determinado, y el aborto es una decisión que toman terceros, sin que cuente la opinión del sujeto, que está patente tan solo con su existencia.

Está legalmente permitida la ortotanasia o voluntad anticipada, que consiste en que el sujeto o paciente se niega a recibir medicamentos curativos para su padecimiento, y solamente acepta que le sean administrados calmantes para evitar el sufrimiento físico hasta el momento de su muerte, liberando a los médicos de conducta negligente u omisa, mediante documento firmado ante notario y testigos.

Pienso que el derecho más auténtico para un individuo es el de la vida misma y debe ejercerse plenamente sin prejuicios ni estigmatizaciones sociales si decidiera renunciar a ella en plenitud de facultades. No apruebo el suicidio como acto violento e irreflexivo producto de una mente desquiciada o inducido por situaciones pasionales.

Si se está discutiendo legislar respecto al aborto, situación en la que no se toma en cuenta el derecho del sujeto, ¿por qué no tomar en cuenta la factibilidad de autorizar la eutanasia y hasta la muerte asistida en salud, situaciones en las que el sujeto está decidiendo sobre su propia vida?

Nos escandalizamos por situaciones que en otras latitudes son discutidas y manejadas con naturalidad pero que para nosotros son tabú.

Desestigmatizar el suicidio puede ser una medida para disminuir su incidencia. Todo esto dentro de un marco jurídico y médico perfectamente estudiado con sus justificantes y no justificantes y no seguir el juego enmascarado de la Agenda Global que trata de disminuir la población mundial, mediante guerras, abortos y el matrimonio entre parejas no reproductivas.

La mayoría de los adultos mayores encuestados no rechaza la idea.
El tema, suficientemente bien tratado, traerá respeto y aprecio a la vida ante la posibilidad consciente de perderla y llevará a reflexionar respecto de quienes deciden tomar esta vía ante el abandono de la sociedad. Meditemos.

Lo más leído

skeleton





skeleton