La pandemia que nos divide
Ramón Pérez: La pandemia que nos divide
La actual pandemia de coronavirus es un momento vital para que la humanidad actúe como ser pensante, como sociedad y como personas, y se aproveche para ver atrás y nos cuestionemos cada uno ¿qué he hecho yo por los demás?, ¿qué puedo y quiero hacer por los demás?, y luego entonces pensar qué puedo hacer por mí mismo.
Si los días que hemos pasado en casa haciendo cosas que dejamos de hacer por “falta de tiempo” no nos han dado la oportunidad de reflexionar sobre la situación que vivimos no sólo en Yucatán y en México, sino en todo el mundo, algo está fallando en nuestra capacidad de reflexionar. El aislamiento y la confinación a la que nos ha obligado el coronavirus no afecta por igual a todos, pues esta situación nos llegó en un momento donde el materialismo es el que rige a las sociedades y no necesariamente la bondad.
El ya famoso Covid-19 ha puesto en condiciones particularmente vulnerables a grandes conglomerados sociales, como nunca antes en la historia, pues llega en un momento en que nos es más difícil atender de manera justa, igualitaria e incluyente.
El desarrollo de esta pandemia se vive de manera diferente, pues marca de manera detallada cómo la estamos afrontando desde nuestro rol social. La gente con ahorros, con la seguridad de un empleo, se puede recluir en su casa. Pero pedir a todo mundo que se quede por seguridad es un lujo de clase; porque quienes trabajan con empleo básico, o los que son migrantes, o laboran en la informalidad, no van a poder hacerlo de la misma forma, y esto tenemos que aceptarlo como es, una consecuencia del modo en que hemos venido funcionando en nuestra sociedad capitalista con notable diferencia de clases.
Esta pandemia se puede decir que nos agarró con los pantalones a media pierna, no nos permita caminar bien y mucho menos nos permite correr, ¿así como podremos avanzar? Es momento de dejar atrás el “Yoismo”, superar la indiferente con los demás, pues existe un destino común y como tal debemos preocuparnos por los otros. Hoy nos piden cuidarnos, no salir de casa más que en caso realmente necesario, debemos entender que cuando yo me cuido, cuido también a los demás; cuando me aíslo, contribuyo a que toda la especie salga adelante y el virus no se multiplique con gran velocidad.
Reconozcamos que el Covid-19 sigue entre nosotros, los inicios de esta llegada los conocemos, fueron casos importados, y así debemos de entenderlo. Sabemos que el aislamiento no es algo a lo que estemos acostumbrados los seres humanos, es una inactividad que sólo aceptamos algunas horas. Durante el aislamiento desarrollamos nuevos tiempos de sueño, nuevos ritmos de descanso, de estudio; es importante recuperar las dimensiones perdidas, como la preocupación por los otros, la conversación (por cierto limitada), la cercanía con los nuestros; que el ritmo social y económico al que estamos acostumbrados nos ha impedido disfrutar.
Este encierro no debe detener nuestro ser solidario, de dar amor, cariño, de sumarnos a una causa conjunta a favor de los más necesitados, los más vulnerables; debemos ser una sociedad más integrada, no podemos darnos el lujo de aislarnos artificialmente y no pensar en las necesidades de otros, debemos actuar en consecuencia.