La pereza... no siempre es mala

Engordando a la vaca, columna de Juan Manuel González: La pereza… no siempre es mala

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Hemos crecido con el estigma de que la pereza, mejor conocida como la flojera (y como otra palabra que no puedo escribir en este medio), es algo que no es bueno, e incluso en ocasiones, insano. Que la pereza nunca trae nada bueno, que evita que logres tus objetivos y que te conviertas en una persona disciplinada, y a su vez, conquistar el mundo mediante la consecución de tus metas personales y profesionales. Lo que no te han dicho, pero seguro lo aprendiste ya con la experiencia de vida, es que hay ciertas ocasiones en que la pereza es aceptada y permitida.
Aquí 5 tipos de pereza que son aceptables en nuestra vida:

1. Dar explicaciones: En definitiva, dar explicaciones es de las cosas que más causan pereza, sobre todo a quien no las merece, porque quienes las merecen, no nos las van a pedir. Las explicaciones son excusas no pedidas que se le dan a gente insegura. Por lo que te recomiendo no desgastes tiempo y energía en dar explicación a nadie, a menos que te nazca hacerlo.

2. Discutir sin argumentos: Cuando uno discute si una corriente de lo que sea (religiosa, política, profesional, personal, etc.) es mejor o peor que otra, sin tener argumentos que permitan entender el porqué de tu opinión, estamos de la misma manera perdiendo tiempo y energía. Esto no es debatible, sin argumentos solo es una opinión sin fundamento.

3. Defender lo indefendible: Defender una persona, cosa, suceso, situación o corriente que no cuenta con material suficiente para poder ser defendido es una causa perdida de antemano. Es como querer defender a un ladrón que dice ser inocente de un robo y hay varias cámaras que lo grabaron durante el atraco y con su cara claramente al descubierto.

4. Estar en un lugar donde no quieras estar:
Ir a un lugar en donde no quieres estar y sobre todo utilizando de pretexto el que “tienes” que ir, es totalmente absurdo. Analiza cuántos de esos lugares que dices realmente estás obligado a ir. A veces confundimos los “tengo” que ir, con los “quiero” ir. Cuando notes esta diferencia te ahorrarás muchos corajes.

5. Hacer algo que no quieras hacer: Lo mismo que el anterior, pero en actividades que “tengas” que hacer contra las que realmente “quieres” hacer. Pereza realmente que quieras engañar a los demás con eso, porque al que realmente estás mintiéndole es a ti mismo. Nohagasloquenotedélaganadehaceryya.
Vive la vida y permítete no perder el tiempo en estas cosas que dan pereza enorme.

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