¿De dónde vienen las “modas” sexuales?

Gínder Peraza Kumán: ¿De dónde vienen las “modas” sexuales?

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Para cuando usted tenga en sus manos este artículo editorial, probablemente ya habrá leído cómo les fue a los yucatecos que participaron en la manifestación de ayer domingo para defender a la familia como institución social básica, reuniéndose en el Paseo de Montejo a fin de expresar su rechazo o repudio contra los diputados del Congreso del Estado que aprobaron cambios legales que eventualmente afectarán el funcionamiento familiar.

Entre lo que la Legislatura local aprobó a fines de agosto se incluyó una reforma para reconocer el mal llamado “matrimonio igualitario” y el concubinato entre personas del mismo sexo.

Con lo que se aprobó el artículo 94 de la ley suprema local diría: “El matrimonio es una institución por medio de la cual se establece la unión jurídica, libre y voluntaria, de dos personas con igualdad de derechos, deberes y obligaciones para realizar la comunidad de vida en donde ambos se procuran respeto y ayuda mutua”.

Quizás buscando la aprobación de sus “jefes” en la capital del país (donde surgen las nuevas modas o “preferencias” sexuales, que los jueces o magistrados tratan de proteger), los diputados locales llevan el cambio más allá y alcanzan incluso el concubinato, del que puntualizan que “es la unión de dos personas, quienes libres de matrimonio, viven como esposos y pueden generar una familia, en los términos que fije la ley”.

Hay muchos inconvenientes y peligros en permitir matrimonios de homosexuales o de lesbianas, pero los recientes casos no sólo tienden a agredir a las familias, usando por ejemplo la palabra matrimonio para designar el acuerdo de una dupla de hombres o de mujeres de vivir juntos, e incluso de tener hijos, es decir, adoptarlos, porque ellos mismos no los pueden concebir.

Tengo amigos homosexuales a los cuales no les interesa desfilar por las calles vestidos como lo que no son. Tampoco les interesa echarse a cuestas un trabajo tan demandante como el de cuidar niños.

¿Cómo es que surgen estas iniciativas para permitir que cualquier hombre o mujer se ponga la ropa que le dé la gana? El libertinaje que apoyan los legisladores federales y estatales, explican algunos, parece inspirarse en las nuevas formas que tienen los habitantes del centro del país para expresar su sexualidad.

En fin, el tema tiene demasiadas aristas para darlo por finiquitado, y un artículo tan corto como éste muy difícilmente llegaría a conclusiones nuevas. Pero en mi caso me pregunto, por ejemplo, ¿cómo un hombre feo que se pone frente a un espejo puede ver en éste el rostro y la figura de una bella mujer? Yo pensaría que algo anda mal en el cerebro de esa persona.

¿Qué otras cosas pueden mutar pasando de sus ojos al cerebro. .? Parecería que queda mucho qué pensar, analizar y sopesar en los temas del aborto y en el mal llamado “matrimonio igualitario”. ¿Usted cómo lo ve?

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