Fell: ciudades derrumbadas
Columna de Rodrigo Ordóñez Sosa: Fell: ciudades derrumbadas
La novela gráfica incrementó su popularidad en los últimos años gracias a la madurez que alcanzaron las historias, el realismo y la perspectiva actual que imprimieron argumentistas y dibujantes al mundo del comic.
Este género dejó atrás esa visión blanco y negro del mundo para entregarnos narraciones centradas en posturas antagónicas bien argumentadas, rompiendo así el binomio bueno/malo que prevalecía en las historietas. Un ejemplo de esta madurez en los comic es la serie Fell del escritor Warren Ellis, quien cuenta la historia de un recién transferido detective de homicidios, Richard Fell, a Snowtown, una ciudad salvaje cuyos servicios básicos están rotos, sin abastecimiento de alimentos y con índices de violencia que sobrepasan cualquier estadística, habitada por ciudadanos violentos, prófugos o desesperados por sobrevivir.
Lo interesante de este comic es la visión de ciudad, no como un conjunto de bloques de concreto, leyes e infraestructura, sino como una zona en donde las personas sobreviven gracias a un conjunto de supersticiones que hacen del lugar un ser vivo.
Los habitantes de Snowtown pintan con aerosol una S gigante que han tachado como una forma de magia protectora, etiquetan sus casas y vidas a ese lugar, que la tierra los acepte como suyos y alejar a los depredadores urbanos.
Sin duda, la ciudad es el centro de la novela gráfica, porque es un espacio salvaje y desprovisto de formulismos sociales, la gente vive encapsulada en sus propias realidades, sin mirar lo que ocurre a lado, sin cuestionarse realmente si es posible cambias sus circunstancias. En este contexto, nada más existen pequeñas miradas furtivas hacia los lados, sin que ello implique levantar la mano o la voz contra lo que ocurre.
En ese entramado, pareciera que prefieren encomendarse a una fuerza superior, a la magia o la superstición, antes que moverse para cambiar una ciudad que constantemente se cae a pedazos. Richard conoce a Mayko, dueña del bar Idiots.
Esta joven de ascendencia vietnamita guiará al detective a través de la verdadera ciudad, aquella que permanece como un conjuro sobre sus habitantes.
Cuando Richard pasa una noche en su apartamento, Mayko lo marca mientras está borracha y bajo la influencia de analgésicos, quemando con un hierro ardiente el emblema de Snowtown en su cuello, con ese sortilegio ardiente comenzará su travesía hacia la oscuridad de la naturaleza humana que vive escondida entre los edificios.
Con cada nueva historia de esta primera entrega editada en México por la editorial Kamite, descubrimos la galería de personas que habitan en esa ciudad conectada con Estados Unidos a través de un puente. Ladrones, infanticidas, pedófilos y traficantes de drogas desfilan en este primer tomo denominado Feral City.
Sin duda una serie que vale la pena leer, en ella descubriremos si la marca del detective es tributo suficiente para ser parte de una ciudad construida por “lunáticos”, un lugar donde estás a un día más de hambre para volverte criminal.