Los hijos de Sam

Columna de Rodrigo Ordóñez Sosa: Los hijos de Sam

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En los años 70, en Estados Unidos, la nota roja acaparaba los titulares de los periódicos y noticieros de televisión, porque el país atravesaba una profunda crisis moral y económica, las cuales ocasionaron una fractura en la confianza de los ciudadanos en instituciones como la Iglesia, el Gobierno y las Fuerzas Policiales, siendo una realidad cotidiana los actos vandálicos, homicidios atroces o saqueos.

En este contexto, en la ciudad de Nueva York, operó el asesino en serie “El Hijo de Sam”, cuyo verdadero nombre era David Berkowitz, que asoló la urbe asesinando con un revólver calibre .44, dejando una estela de 6 muertos y 7 heridos entre 1976 y 1977.

Sin embargo, pese a que fue capturado por una multa de tránsito que lo ubicó cerca de la escena de uno de los homicidios, la investigación policial en general dejó muchas preguntas sin resolver.

Recientemente, se estrenó en la plataforma de Netflix la miniserie Los Hijos de Sam, basada en la investigación periodística que hizo Maury Terry, quien trató de desentrañar los principales enigmas en torno al asesino: ¿por qué las descripciones de los testigos eran diferentes?, ¿hubo varios asesinos con el mismo nombre?, ¿era Berkowitz parte de un culto satánico de cuyas filas salieron los asesinos?, ¿por qué nadie investigó las conexiones entre los hijos del propietario del perro, quien supuestamente le ordenó al asesino dispararle a la gente, con el “Hijo de Sam”?.

La serie atribuye parte de la ineficaz investigación policial a la necesidad del Alcalde de la ciudad de montar un espectáculo de calma ante las próximas elecciones, así como a una vertiginosa ceremonia de ascensos y condecoraciones a los policías que intervinieron en la captura del asesino. Los mismos padres de las víctimas pusieron en duda la versión que Berkowitz cometió él solo los crímenes, así como demandaron una investigación más profunda para revelar quién más estaba involucrado.

La gran apuesta de Netflix nos traslada a través de los extraños suicidios y homicidios de quienes mencionó el asesino en sus cartas, del gran apagón en Nueva York que sumió a la ciudad en el caos y los saqueos, los recortes de personal en los departamentos policiales, además de exponer el resultado de la investigación de Maury Terry: la existencia del culto satánico “El Proceso”, que tiene raíces profundas en la alta sociedad, en crímenes sin resolver y en los cometidos por Charles Manson.

El camino que plantea la serie se basa en las entrevistas, cartas y datos proporcionados por el asesino y los testigos, incluye una biografía de las lecturas de una época que entró en crisis espiritual, el regreso de la brujería y el satanismo como válvulas de escape a un apocalipsis que más allá de lo bíblico era del territorio personal.

Se la recomiendo a quien quiera descender a la oscuridad de Nueva York, mejor conocida como la Ciudad del Miedo, donde existen crímenes que aún hoy están sin resolverse.

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