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Más de 100 días de horror, 25 mil palestinos asesinados (12 mil de ellos, menores de edad) y el genocidio perpetrado por el Estado Israelí no tiene para cuando acabar, con el consentimiento de Estados Unidos y la cobardía de la Unión Europea para dictar una política exterior propia que se salga de la línea marcada por Washington. ¿Qué otra cosa podemos esperar que no sea la inevitabilidad del exterminio palestino?

Cambio de relato. Las grandes movilizaciones en todo el mundo a favor de Palestina han generado que un cambio en correlación de fuerzas en la opinión pública del conflicto que hace imposible seguir justificando el cinismo de la política norteamericana y europea. Lo que mediáticamente primero fue el “legítimo derecho a defenderse” por parte de Israel se ha convertido en un clamor por un alto al fuego.

Movimientos. El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, un diplomático caracterizado más por su piromanía que por su capacidad para la lograr la paz, ha virado del apoyo incondicional a Israel a la propuesta de dos estados como resolución al conflicto. “Debemos dejar de hablar de paz, del proceso de paz y hablar del proceso de la solución de dos estados”, afirmó Borrell. Lo cual revela que detrás de la ambigüedad de las instituciones europeas para la resolución del conflicto se encuentra su infinita impotencia.

A simple vista, la propuesta de los dos estados parecería una solución coherente al conflicto; una solución tardía que significaría volver a la resolución de 1947 de la ONU y que no tiene recorrido debido al estado actual de las cosas. Pero, ¿qué Estado palestino va ser posible cuando su población va de camino al exterminio? La construcción de un Estado necesita de unas bases materiales para su constitución: territorio, infraestructura que cada día son menos viables ante la beligerancia de un Netanyahu, que sólo puede emprender una huida hacia adelante y recrudecer su ofensiva debido a los fuertes cuestionamientos de su Gobierno.

Borrell habla de la solución de los estados. Pero, ¿le han preguntado al pueblo palestino qué es lo que quieren?, ¿dónde queda la libre autodeterminación de los pueblos? El colonialismo occidental a tope.

La diplomacia europea es impotente y está subordinada a los intereses de Estados Unidos. Como lo plantea el secretario general de la ONU, António Guterres, el sistema internacional necesita de instituciones nuevas que le dé el peso que le corresponde y pueda ejercer de contrapeso a un grupo de países hegemónicos que se pasan por el arco el triunfo la legalidad internacional si sus intereses están en riesgo.

Demasiado cálculo y tacticismo. Mañana seguirán muriendo niños palestinos. La paz no puede ser un accesorio a conveniencia, ni un discurso “buena ondita”; la paz es un imperativo ético, la aspiración de cualquiera que se llame a sí mismo demócrata que necesita coraje, astucia, convicciones y acción colectiva para poner freno a una guerra (Rusia-Ucrania) y a un extermino a campo abierto que cada día escala a una conflagración de carácter mundial.

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