La tortuga marina
Caleidoscopio, columna de Ramón Pérez.
En Yucatán las tortugas marinas son parte de nuestra historia, cultura y sobre todo biodiversidad, ya que teniendo 360 kilómetros de costa y estando en una península tenemos el privilegio de ser centro de reproducción de esta emblemática especie.
Las tortugas marinas son claves y juegan un papel fundamental en la estructura ecológica de su entorno. Ya sea como depredadores o presas, pueden mantener un equilibrio en la biodiversidad de un ecosistema y prevenir que un solo tipo de organismos monopolicen los recursos disponibles.
Existen en el mundo siete especies de tortugas marinas, de las cuales cuatro llegan año tras año a las costas yucatecas para anidar: la carey (Eretmochelysimbricata), la blanca (Cheloniamydas), la caguama (Carettacaretta) y la laúd (Dermochelys coriácea), siendo la carey y la blanca las que más anidan en las costas del Estado.
Asimismo, se consideran especies “sombrilla”, ya que las acciones realizadas para su protección ayudan a conservar su entorno y con él se conserva a un gran número de otras especies menos carismáticas, pero igualmente importantes para el equilibrio de los ecosistemas costeros y marinos de los cuales dependen importantes actividades económicas como la pesca y el turismo.
Estas características las colocan dentro de la categoría de especies prioritarias, cuya conservación constituye uno de los pilares del Programa de Protección y Conservación de la Tortuga Marina que maneja el Gobierno del Estado y que cuenta para su funcionamiento con el apoyo de importantes grupos de voluntarios que son parte esencial de dicho programa.
Debido a las amenazas a que se enfrentan y al estado de sus poblaciones, están clasificadas como especies en peligro de extinción dentro de la NOM059-SEMARNAT-2010. En Yucatán se cuenta con cuatro campamentos tortugueros, de los cuales tres manejan y atiende el Gobierno del Estado y uno está a cargo del Centro de Estudios del Mar (Cetmar) en Progreso, y gracias a una buena coordinación este programa está dando muy buenos resultados.
Las tortugas marinas y los humanos hemos estado vinculados desde los tiempos en que el hombre se estableció en las costas e inició sus recorridos por los océanos.
Por fortuna el cuidado de la especie ha estado presente por muchas generaciones en Yucatán, siendo su preservación una herencia importante que ha pasado de generación en generación y que hoy representa un sentido de pertenencia para muchos habitantes de los principales puertos yucatecos.
En Yucatán existen tres Centros de Protección y Conservación de la Tortuga Marina ubicados en Sisal, Telchac Puerto y Dzilam de Bravo y que son autorizados como Unidad de Manejo y Conservación de Vida Silvestre. Se puede asegurar que en Yucatán ver nacer (eclosionar) tortuguitas es una práctica común que muchos hemos tenido el privilegio de observar y aún más ser partícipes de su incorporación a su hábitat natural, el mar.