Las creencias en la cacería de venado
Don Claudio Cocom, antiguo vecino de Abalá, nos comenta que los cazadores...
Don Claudio Cocom, antiguo vecino de Abalá, nos comenta que los cazadores hacen ciertos rituales para lograr su presa. En sus recorridos por el monte, al pie de un gran árbol, encontró un altar hecho con tres piedras altas y sobre ellas una plana. Sobre la piedra plana había velas, y junto una escalera rústica que facilitaba al cazador subir al árbol y ahí hacer chu’k, es decir, espiar al venado.
El señor Cocom nos comenta que los cazadores tienen secretos para garantizar que, al poco rato que se internan en el monte, regresen con un venado. Refiere que hace muchos años, en Abalá, había un cazador solitario que les llamaba la atención porque se iba a las cuatro de la tarde al monte y dos horas después regresaba con un venado. Tras beneficiar al animal en su casa, llevaba una pierna a una señora que se supone le hacía un trabajito para que él cazara en poco tiempo.
Le digo que llama la atención que en Abalá hay muchos cazadores, pero los venados no se acaban y nos explica que en la región conocen tres especies: el yuc, que puede ser sakyuc, el más grande y pinto, y el chacyuc, de pelo rojito y cuerpo más chico; el beke’ch’kal, y el colablanca, que son los más grandes y con cuernos de siete puntas. También han observado que durante el tiempo de brama los venados grandes bajan a montes de Abalá y después se van, y es muy raro que los vean nuevamente. Entre septiembre y octubre, el venado comienza a tener crías.
Don Claudio dice que los venados grandes empiezan a tirar sus cuernos de abril a mayo y les vuelven a salir en agosto y es el tiempo en que son muy fáciles de cazar, pues hasta los perros los alcanzan con facilidad porque en este periodo son más frágiles. En septiembre empiezan a afilar sus tarros. Claudio dice que en Abalá, Muna y Oxkutzcab hay mucho yuc, y últimamente hasta en Mukuyché.
Cocom relata que un 1 de noviembre una persona fue a cazar, lo cual regularmente no se hace porque es el día de muertos; al ver a su presa le apuntó con su rifle, pero el venado le dijo: ¿Me vas a matar? Soy tu abuelo. El cazador dejó ir a su presa.
Según don Claudio, ser cazador requiere ciertos conocimientos mágicos que propician la suerte y cuando no se respetan los límites, suceden accidentes y apariciones misteriosas.