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El intento de contar algo siempre supone un esfuerzo mental por crear un “cuerpo” lo suficientemente proporcionado para no parecer dispersos o incapaces de construir algo. Especialmente si ese algo está relacionado con la literatura. Digamos que, si se quiere escribir, una buena estructura viene bien para ahorrarse dos o tres peligros futuros en los que la relectura pondrá en evidencia nuestra nula capacidad para ser cohesivos.

A mí jamás se me hubiera ocurrido, por supuesto. Y es que el ejercicio de una escritura semanal a veces puede sentirse como un reto que se hace grande o chiquito ante uno; dependiendo del valor con el que te plantas frente al teclado. ¿Y si el ejercicio se tratara entonces de retratar un pasado? Qué grande resulta la tarea, cómo pesa el recuerdo en la mente y qué sorpresivo puede ser el hecho de ordenarse para posteriormente expresar.

En Anatomía de una ilusión estamos ante un libro de 136 páginas donde habita un mundo que ha sido traído al presente con la fidelidad de quien ha sabido guardar en cada poro de la piel el recuerdo del pasado.

Nos movemos entonces entre relatos cortos que juegan con los humores propios de quien lee y se sabe totalmente vulnerable pues no puede anticipar lo próximo que podría sentir. Javier Perucho toma la vida y le da un cuerpo. Es entonces una anatomía perfecta conformada por los recuerdos de la infancia, las ausencias paternas, la violencia y la venita latente por la delincuencia, los amigos y los primeros amores, los secuestros, la primera sensación al sostener un arma o la descripción inicial de la facilidad con la que una navaja penetra las costillas de un adversario.

No es una anatomía que probablemente queramos recordar, pero definitivamente sí es una que sabremos mirar como un todo donde cada parte de la vecindad referida, con sus personajes, sus departamentos, sus ventanitas y las paredes compartidas, crean un cuerpo que se mueve y permanece a través del tiempo para llegar a dar un ejemplo de cómo las letras habitan un cuerpo ficticio que vive y funciona a partir de las historias de más de diez personas con presencias trascendentes a lo largo del libro.

Con aliento corto entre las historias y efectos profundos, Anatomía de una ilusión es un trabajo que se logra perfectamente a través de una sinceridad que te atrae, te sonríe y luego te rompe, te cuenta secretos y habla de las primeras veces, hace que te duelas, y ¿por qué no?, también te refleja.

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