Lo trascendente en nuestras vidas

Cristóbal León Campos: Lo trascendente en nuestras vidas

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Aveces las palabras no alcanzan, otras veces hacen mucha falta, es difícil saber la medida exacta entre los actos y las expresiones, pero creo que en toda situación, la expresión del cubano José Martí resulta útil y ejemplar: "Hacer es la mejor forma de decir". Una frase que pudiera entenderse como sentencia y que nos recuerda lo efímero de las palabras cuando no son acompañadas de los hechos que las sustenten, sea esto en el amor, el trabajo, la amistad o cualquier otro tipo de socialización humana. Especialmente me resulta muy significativa la cita a la hora en que hablamos de congruencia, ese valor ético-moral, que nos define como carta de presentación ante los demás, ya que sin menoscabo de los intereses particulares, lo que hace significativo y trascendente la imagen de una persona, es ese binomio consolidado entre el decir y el hacer, refrendando su carácter y autovaloración de sí mismo.

Se ha dicho en reiteradas ocasiones que son los momentos de conflicto, placer, miedo, alegría o inseguridad, los que nos hacen valorar aquello que nos rodea, y creo que en suma se trata de una gran verdad. Cuando, por una u otra razón, nos vemos inmiscuidos en situaciones que ponen en riesgo a quienes son significativos en nuestras vidas, solemos reaccionar de manera instantánea queriendo resguardar o proteger la integridad o la condición esencial de ese ser apreciado, sin importar la meditación o la duda, nuestra reacción está enfocada al cuidado, algo instintivo si se quiere, pero que en el fondo representa sin necesidad de expresarlo, justamente el grado elevado de transcendencia para nuestra existencia de aquel ser que pudiera verse amenazado. Esto último lo comprobé en días pasados.

Así como la piel tiene memoria y nos permite recordar lo calcínate de la pasión, de forma similar el alma resguarda lo vivido con quienes hemos entablado amistad, y si bien se sabe que no todas las relaciones que construimos a lo largo de la vida son para siempre, también es verdad que hay otras presencias que continúan más allá de la frecuencia del contacto. El cariño se forja con los años, esa suele ser una de sus mejores cartas de presentación, la amistad es un largo camino con altibajos que requiere de esfuerzo y dedicación, es quizás una de las formas más puras de la materialización del amor, por representar y englobar todos los valores y requerir todas actitudes afectivas y de compresión necesarias para su perduración. En las últimas horas recibí un correo de una amiga querida, con quien me une el tiempo y las experiencias, incluso, aquellas que nos hacen cuestionar y cuestionarnos, cuyo resultado ha sido el fortalecimiento del afecto que trasciende cualquier desafío.

A pesar de lo vertiginoso del devenir que nos pone en coyunturas definitorias y de que en ocasiones el dolor opaca toda luz, siempre quedan girones de esperanza en los campos devastados por el infortunio, pero como bien escribió Pablo Neruda: "podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera", y eso es lo trascedente en nuestras vidas, el continuo seguir superando los oscuros senderos que en ocasiones tenemos que andar, al final, todo lo vivido es una gran enseñanza.

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