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Novedades Yucatán
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Esta semana acudió a la terapia una bellísima persona para platicar sobre su vida, sus aciertos y sus miedos. Entre las interesantes cosas que conversamos y que juntos descubrimos, se destaca un tema que hizo eco en mi mente el resto del día y que hoy les platico. Hemos llegado a esa época de conmemoración, donde el amor al prójimo y a Dios florece dentro de una temporada de adviento, de espera.

Entre estas celebraciones de adviento se encuentra la conmemoración a la madre de los mexicanos, la Virgen de Guadalupe, a la cual he tenido el privilegio de conocer de cerquita siendo investigador del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos y, con cerquita me refiero no sólo a la oportunidad que tuve al ver y tocar la imagen original, sino de conocer a profundidad su mensaje, su realidad.

Es por ello, que hoy les traigo una lista de lo que la Virgen de Guadalupe no es: Primero que todo, Guadalupe no es el inicio de un maratón de fiestas como mucha gente piensa al llamarle maratón Guadalupe-Reyes, es el tiempo de conmemorar el amor de Nuestra Madre que está en espera del nacimiento de su hijo.

Recordemos que sin Jesús no hay Navidad y que la Navidad es una tradición católica cristiana. La Virgen no es una reliquia que confiere poderes, portarla en una estampita, una cadenita o un escapulario no te hace más poderoso ni más hábil. La fe es lo que concede esa fortaleza, la fe de que Ella intercede por nosotros frente a Su hijo. Por tanto, la Virgen de Guadalupe no es milagrosa, los milagros los hace Dios, ella es una amorosa intercesora, un puente y un enlace, nuestro recurso de todos los días para llegar a Jesús. Que no sea Dios, hace por consiguiente, que no sea una diosa, por ello, adorarla como si lo fuera es considerado un pecado.

Tampoco es una hechicera que confiere poderes, que ayuda al narco o a las malas personas, no es una continuación ni hermana de la llamada santa muerte y mucho menos de Cuatlicue, la deidad mexica. La imagen es un recuerdo, así como recordamos a nuestros seres amados en una fotografía, no es un dibujo que confiere poder.

La Morenita del Tepeyac, aunque sí es un símbolo cultural, no es una partidaria política para usar para atraer personas. No es tampoco un nombre en Nahuat que se convirtió el español. Hablando de ello, fue Ella quien se confirió su nombre al aparecerse, se auto llamó Guadalupe como la Virgen de Extremadura España. Guadalupe significa “el cauce que lleva el río”, Ella no es el río, no es quien pide ser visitada para ser adorada, es la que pidió que se construya una casita sagrada para que pudiera dejar ahí a su hijo, para que puedan adorarlo a Él, conocerlo y, en el camino, sentirse cubiertos por el amoroso manto que ella tiene, en el cual nos invita a habitar diciendo: “No es nada lo que te espanta, lo que te aflige, si pudieras conocer el gran don de Dios ¿no estoy Yo aquí que tengo el honor y la dicha de ser tu Madre?, ¿no estás bajo Mi sombra y Mi resguardo?, ¿no Soy la fuente de tu alegría?, ¿no estás en el hueco de Mi manto, en el cruce de Mis brazos? ¿Qué más puedes querer?”… “Vengo a traerlo a Él, que es todo mi amor, que es mi mirada compasiva, que es mi auxilio, que es mi salvación”.

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