William Sierra/MÉRIDA
Aquellos que tienen una carencia emocional, baja autoestima, son más propensos a caer en una adicción, y hoy en día una muy recurrente en nuestro medio es la ludopatía, que si no es atendida puede acabar no sólo con la persona que la padece, sino también con su familia.

Esto fue expresado por el psicólogo Javier García Maldonado durante el programa radiofónico Salvemos una Vida, que se transmite todos los viernes de 11:00 a 12:00 horas, a través de AMOR 100.1 de Grupo Sipse.

En esta ocasión, la conductora y anfitriona fue Esperanza Nieto, y también estuvo Gloria Bojórquez, representante de Vuelve a Vivir, una agrupación a la que acuden personas con ludopatía.

El invitado especial comenzó señalando que una adicción es un acto compulsivo y obsesivo, lo que quiere decir que es repetitivo.

En otras palabras, una acción mal hecha varias veces se vuelve un vicio, y un vicio que no se puede controlar se convierte en una adicción; por el contrario, algo bueno que se hace repetitivamente se vuelve una virtud.

Hoy, una adicción bastante común en nuestro medio es la ludopatía, la cual -explicó el especialista- es una patología, y quien la padece experimenta una necesidad incontrolable por el juego, por encima de todo, incluso está reconocida como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Es una enfermedad que tiene un individuo por seguir jugando, que es peligrosa por la necesidad incontrolable por no dejar de jugar, y bastante presente en la actualidad”, enfatizó el profesionista.

Dijo que la fantasía del ludópata es que a través del juego se va a enriquecer; en su escala de valores el dinero es la prioridad y cree que esto le va a traer la felicidad.

“La ludopatía es un problema patológico, y las personas que lo padecen tienen la falsa idea de que mediante el juego se pueden enriquecer, lo cual es una fantasía. Creen que en el dinero está la felicidad, cuando en realidad no es así”, dijo.

La característica de estas personas es su carencia emocional, y cuando son descubiertos comienzan a mentir y se convierten en mitómanos.

“Cuando se les cuestiona, dicen que sí ganaron (aunque no sea verdad), y en el caso de aquellos que logran ganar algo, eso les viene a confirmar la necesidad y continúan jugando hasta quedarse sin nada”, señaló.

Estas mismas personas van formando grupos, por ejemplo en los casinos, donde dicen que son “como una familia”, pero la realidad es otra: están solos apostando a la suerte, y cuando se les acaba el efectivo recurren a las tarjetas de crédito y luego a otras pertenencias como alhajas u otros bienes.

Es ahí cuando nos damos cuenta que la adicción es interminable, que hay un gran impacto en ellas, empezando en su vida familiar, su trabajo y demás relaciones. Hay familias que quedan vulnerables, entran en conflictos por este problema y pierden si no todo, casi.

El invitado recalcó que en las familias deben estar atentos para detectar si alguno de sus integrantes padece de esto, pues puede ser que de pronto un hijo o hija comienza a llevar artículos al hogar cuando se sabe que no tiene un ingreso fijo. “Hay que ver dónde están acudiendo”.

Problema

García Maldonado señaló que es fácil identificar cuando una persona tiene tendencias ludópatas y otra no. “Aquella que dice: vengo a pasar el rato, tengo tal cantidad y al gastarla se retira, o si ya ganó y deja de jugar. Estos no tienen problemas, en cambio, el que ya perdió y busca regresar tratando de recuperar lo perdido, o si ganó y continúa jugando, sí tiene un problema”, indicó.

Cuando se tiene baja autoestima, muchos buscan cubrir las carencias a través de otros sustitutos, cayendo muchas veces en las adicciones. “Una de las características de las adicciones es precisamente la baja autoestima”, enfatizó, tras indicar que a los casinos acude bastante gente jubilada, de la tercera edad, buscando ahí la compañía que no tienen en el hogar.