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“Ganó la familia, pero perdió la igualdad”, aunque esta segunda ya aclaramos que no existe y la primera, sin polarizar, no es solamente la que mamá y papá conforman...

Tras mi artículo pasado, donde escribí sobre respeto, recibí mensajes de radicales que a mi religión (a la cual no he involucrado) y a mí nos agraviaban. Me llamó la atención un joven prepotente que se burló diciendo: “Es imposible tolerar a un homofóbico”; pero lamento desilusionarlo, a-quien-más-amo me enseñó que si te pegan en una mejilla pongas la otra y que todo odio se vence con amor

¿No es supuestamente ese sentimiento el que los ideologistas proponen? Además las fobias son miedos y la única forma de demostrarles que no hay que temerle a la homosexualidad es dejando de actuar como una amenaza para sus principios, dejar de faltarle al respeto a sus religiones y empezar a buscar puntos medios; a veces es necesario ceder para ganar y eso me lleva al último punto de este criterio: los derechos universales, los cuales todos tenemos que poner incluso por sobre lo legal, siempre y cuando no afecten los derechos y libertades de otros.

Me he topado con dos tipos de defensores de derechos, los que desean crear nuevos y los que quieren que todos tengamos los ya existentes (derechos humanos), a estos segundos les doy mi voto de confianza, no buscan crear el hilo negro: el enlace entre homosexuales no tiene nada de malo, es la libertad de elegir por medio de un papel legal que representa unión civil, poder compartir el IMSS, los bienes mancomunados, etc. No es nada inventado ¡es algo que existe! y que en su libertad no afecta a la de otros. Sin embargo, cuando hablamos del derecho a adopción por parejas del mismo sexo, entonces ya nos referimos a la creación de un “derecho” que sobre lo legal no existe; ni los homo, ni los heterosexuales tenemos derecho a adoptar, los que tienen el derecho de ser adoptados por padre y madre son los que biológicamente los perdieron, los niños.

Mismo caso para el aborto, matar no es un derecho, aunque sea ejecutar a alguien en tu cuerpo, de hecho, lo que se busca es despenalizar, o sea que un acto fuera de la ética no sea castigado.

La batalla del LGBT ha sido titánica desde hace años en busca de inclusión y es admirable, pero su radicalismo no le permite hacerlo de manera correcta. Uno de los que me replicaron aseguró que la ideología de género no existe, entonces ¿por qué se quiere que todos pensemos de la misma forma? Eso es un intento de imposición y un freno a su lucha. Para hacer que Yucatán cambie, hay que generar magia y ésta la encontraremos todos juntos, como ya dije, con un punto medio llamado “amor”, sentimiento que trae consigo tolerancia, respeto, saber aflojar para ganar y con ello me dirijo a ambos grupos que buscan imponer: nadie puede obligarte a tener una idea o una religión, solamente hay que aceptarnos como personas diferentes, con fe divergente, gustos distintos, sentimientos diversos pero con una única naturaleza y un mismo fin: la felicidad.

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