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Se cerraron los ductos y se acabó la gasolina, unos dicen que los culpables son los gobernantes que no previeron que esto pasaría, otros que se trata de situaciones económicas, unos más culpan a gobiernos anteriores y muy pocos han señalado, como yo en este bello domingo, a nuestra penosa adicción a la gasolina que permitió demostrar que los huachicoleros son reales y un gran mal para el mundo. Se dice que un huachicolero es quien roba combustible o bebidas alcohólicas para posteriormente venderlas de manera ilegal, como sea, no importa lo que robe, pues a final de cuentas resulta que son ladrones.

No son los que se llevan nuestra gasolina y la venden más barata los que me preocupan y causan pena, sino los verdaderos huachicoleros que salieron a la luz, los ladrones del medio ambiente y por tanto los más cínicos, estos adictos al combustible que ya le he comentado: nosotros, la gente como usted y como yo, somos los verdaderos huachicoleros, ratas del mundo, que le robamos futuro a nuestros hijos al seguir usando los recursos naturales despiadadamente.

Estamos tan enloquecidos por el combustible y la movilidad que somos capaces de frenar a México para hacer notar el enojo por falta de combustibles, como si esto fuera lo más importante del país. La falta de esa sustancia adictiva quizá no ha llegado a Yucatán y ojalá no lo haga, pero es una realidad que nuestra adicción ha aumentado en los últimos años como ha pasado en otros estados; cada vez vemos más vehículos motorizados, cada vez las distancias parecen volverse más largas y lo que teníamos a 5 minutos, ¡a la vuelta!, ha quedado a 15 debido al tránsito atroz que además de accidentes y estrés nos trae más calor y contaminación.

Le dimos demasiada relevancia a las plataformas digitales de taxis privados, nos sentamos a esperar a que unos motociclistas nos lleven la comida a casa y permitimos, por esta adicción a la flojera, madre de todos los vicios, que nuestra ciudad se llene de motos que con mala conducta vial van por diestra y siniestra llevando pedidos que hacemos por internet para no mover un dedo desde casa.

Es tan triste, estamos matando a nuestro ecosistema, a nuestra ciudad, y nos importa tan poco que seguiremos robando este pedazo de futuro pese a mis palabras y lo peor de todo es que me estoy sumando con descaro, pues estoy seguro de que a conciencia ignoraremos mi pensamiento de hoy, seguiremos huachicoleando a México, aunque tengo fe en que alguna persona quizá decidirá tomar de esto lo bueno y preferir llegar al trabajo en bicicleta, quizá el transporte público pudiera mejorar y seguro así sucedería, si lo aprendiéramos a cuidar, si lo dejáramos limpio y si pidiéramos parada en el lugar correspondiente.

El futuro no es gris, pues aún existe gente mágica que, pese a la desidia nuestra, luchará por salvar el planeta que nosotros, los huachicoleros, estamos por destruir.

 

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