|
Es importante enfatizar la diferencia entre procreación y crianza; esta última es un proceso que determina responsabilidades socioafectivas, económicas, culturales, incluso institucionales. (Novedades Yucatán)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

MÉRIDA, Yuc.- “La maternidad tardía es una tendencia cosmopolita, no global; es decir, concentrada en las grandes ciudades, no creo que ocurra en alguno de nuestros 68 pueblos originarios o en otras realidades que son semiurbanas, porque la situación ahí es inversa: el embarazo adolescente persiste”, señaló la académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Andrea Kenya Sánchez Zepeda. 

Explicó que el factor económico, la autodeterminación, el hecho de decidir sobre su cuerpo, considerar que no solo es cuestión de procreación sino de crianza, son algunos de los factores por los cuales las mujeres deciden enfrentar la maternidad casi a los 40 años de edad.

“Soy una mujer de 43 años que ha decidido no maternar, no procrear. Y cuando escuchas las razones del por qué no, van muy equiparadas con la conciencia de la crianza como práctica sociocultural mucho más realista, ya no tan romántica, tan sumisa, como decir: ‘los hijos que Dios me dé’, ‘soy mujer y tengo que darle hijos al mundo’; ya esas posturas han sido rebasadas”, relata Sánchez Zepeda. 

Por ello, subraya, es importante enfatizar la diferencia entre procreación y crianza; esta última es un proceso que determina responsabilidades socioafectivas, económicas, culturales, incluso institucionales, y donde también se toma en cuenta cómo experimentaste ser sujeto de crianza de tu figura parental.

Decisión egoísta

“Nos dicen: ‘oye, ¿qué no tienes miedo a quedarte sola?, ¿quién te va a cuidar de grande?’ No se dan cuenta que están tomando una decisión sobre una vida que no existe y le adjudican una responsabilidad; es egoísta y violento que, sin haber nacido, se le asuma a esa persona una responsabilidad”, aseveró. 

Pero te lo puedo decir como trabajadora social, continuó, desgraciadamente eso no ocurre, hoy muchas personas de la tercera edad se hallan en el abandono y la soledad.

“Postergué la maternidad (a los 38 y 42 años) porque tenía miedo de ser madre, no era mi meta, quería viajar, estudiar una maestría, nunca me pasó por la mente tener un hijo, y después entendí que tenía miedo de cuidar a alguien, no me sentía capaz de hacerlo. Dije: ‘¿por qué no?’, tengo una estabilidad laboral, lo puedo mantener, me siento feliz, plena, y pensaba que para tener un hijo primero debía ser feliz como mujer y poder transmitir eso”.

A los 40 años -prosigue- tienes más conciencia de lo que es ser mamá, porque muchas veces te dicen: “ya cuando tengas al hijo, ahí te sale el instinto”. ¡No!, debes tener conciencia clara que es una gran responsabilidad, que debes sacrificar tiempo para alguien más, no solo porque te digan: “oye, se te está pasando el tren”.

“A esta edad ya sabes lo que hiciste y lo que falta por hacer; sean madres por convicción, no por presión social; yo me fui ‘preparando’ para serlo, porque no me lo imaginaba”, finalizó.

Con información de DGCS UNAM

 

 

 

 

 

Lo más leído

skeleton





skeleton