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Cada vez que escribo acerca de las mujeres me invade cierto orgullo (tengo tres hijas) por sus logros y avances, sobre todo en un país como el nuestro, donde la figura masculina, en sus diversas aristas (predominantemente el machismo), les ha impuesto restricciones para su desarrollo, particularmente para desempeñar roles que nos apropiamos con la frase “esto es para hombres”.

Aquí hemos comentado sobre Carmen Meléndez, primera almirante de Venezuela; de Adela Cruz Hernández, primera piloto de la Fuerza Aérea Mexicana; de Gloria Carolina Cházaro Berriel, primera comandante de una patrulla costera de la Armada; de la doctora Ligia Pérez Cruz, que coordina las Plataformas Oceanográficas de la UNAM; de la capitana Ryoko Azuma, primera mujer al mando de una flota naval en Japón, y actualmente tenemos a la capitana de altura Ana Laura López Bautista como coordinadora de Puertos, entre otras.

En nuestro país, en la política, sin duda ellas han ganado terreno por méritos propios, pues desde el Primer Congreso Feminista de Yucatán, en 1916, han transitado hasta la paridad de género en las candidaturas, aunque en esto no estoy muy de acuerdo, pues llegado el caso puede haber mujeres más capaces para ganarse un puesto de elección popular y desempeñarlo quizá mejor que sus pares masculinos, como se han dado muchos casos. Ya hemos tenido gobernadoras, varias están al mando de secretarías, ahora hay una secretaria de Gobernación, falta la presidenta.

Y aquí aterrizamos con Angela Merkel, que atrajo reflectores esta semana al anunciar que dejará de ser canciller de Alemania este año, al ratificarse la rotación en el partido Unión Cristianodemócrata, luego de casi 16 años al frente del país. Y los medios consignan que el pueblo alemán salió a los balcones de las casas para prodigarle seis minutos continuos de calurosos aplausos, lo que ningún político varón en muchos años ha logrado.

“Querida Merkel, eres la primera mujer elegida para ser jefa de gobierno en Alemania. Una fuerte señal para las mujeres y ciertamente para algunos hombres”. Así fue como el entonces presidente del Parlamento alemán, Norbert Lammert, anunció, el 22 de noviembre de 2005, el resultado de la votación entre los parlamentarios, y a los 51 años de edad, la doctora en química cuántica formada en física, que creció bajo el régimen comunista en Alemania oriental, se convirtió en canciller de su país, refieren las crónicas de esa época.

Sus biógrafos, articulistas, analistas y líderes mundiales reconocen su papel al frente de su país y hablan de que su salida es el fin de una era para Alemania y también para Europa, que su legado será una Alemania poderosa, progresista. Destacan que durante su gobierno la equidad de género creció al encabezar una generación llamada la “merkelización”: mujeres en la política codo a codo con los hombres. Debería ser fácil, pero aquí es tan difícil realizarlo, y lo comprobaremos una vez más en las próximas campañas y en las elecciones.

Anexo “1”

Y aquí en nuestro patio…

La cara opuesta a nuestro comentario es la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, quien durante la presentación de su informe anual de actividades ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión aseguró que se emitieron más recomendaciones y acciones de inconstitucionalidad que en el pasado y, en línea con su jefe el presidente, destacó un menor gasto en distintas actividades administrativas.

La ombudsperson (como se le llama ahora) también reconoció que el organismo nacional tiene 550 recomendaciones rezagadas, algunas de la primera década de este siglo y están relacionadas con casos de desaparición forzada. De manera virtual, Rosario Piedra indicó que en 2020 se emitieron 103 recomendaciones a dependencias de los tres niveles de gobierno, mientras que en 2019 habían sido 99.

Pero legisladores de oposición cuestionaron que el organismo no ha iniciado investigaciones por la falta de medicamentos y equipos de protección para atender la pandemia, entre otros temas que no ha sabido atender y que atribuyen a la alineación de la psicóloga y activista con el gobierno federal, lo que resulta “antinatural” con la misión de una institución que debe ser garante de los derechos humanos de los mexicanos.

Siempre hay alguien que no hace bien su trabajo.

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