Mujeres, más propensas a padecer urticaria

El padecimiento aparece mayormente después de la adolescencia y usualmente es una reacción alérgica a algún alimento o medicamento.

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La intensa comezón que provoca la urticaria es en sí el síntoma más molesto. (Milenio Novedades)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- La urticaria es una de las enfermedades de la piel más frecuentes en la población, siendo las mujeres más propensas a padecerla; aparece mayormente después de la adolescencia, aunque puede darse a cualquier edad y usualmente es una reacción alérgica a algún alimento o medicamento.

Se presenta cuando un alérgeno (sustancia que provoca una reacción alérgica) entra en el organismo; el sistema inmunitario se pone en marcha para combatirlo, haciendo que los anticuerpos se unan a dicha sustancia. 

El anticuerpo más involucrado en la urticaria es la inmunoglobulina E (IgE), que es capaz de activar muchas células, pero especialmente dos tipos: los basófilos y los mastocitos. Éstos liberan histamina, que produce la vasodilatación y con ella, el edema (hinchazón en la piel) y la comezón.

El síntoma principal es la aparición en la superficie de la piel de ronchas rojizas y elevadas, mismas que al presionar con algo transparente (vitropresión) no desaparecen, como ocurre con otras lesiones, y producen comezón que puede extenderse más allá de la zona inflamada.

Las áreas afectadas con mayor frecuencia son el tronco, glúteos y pecho. No obstante, puede aparecer en forma de urticaria generalizada por toda la superficie corporal o gran parte de ella; y las lesiones generalmente desaparecen por sí mismas en unas cuantas horas. 

La intensa comezón que provoca la urticaria es en sí el síntoma más molesto y, por ello, el principal factor a controlar con el tratamiento.

Muchas sustancias pueden desencadenarla, incluyendo: caspa de animales (en especial de los gatos), picaduras de insectos, medicamentos, polen; así como algunos alimentos entre los que se encuentran los mariscos, pescado, nueces, huevos y leche.

También se puede desarrollar como resultado de estrés, exposición extrema al frío o al sol, transpiración excesiva, además de enfermedades autoinmunes.

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